Jesús huele a oveja! ¿Y nosotros?

El Papa Francisco, en su homilía de Santa Marta, hizo una radiografía de los grupos de presión en el tiempo de Jesús, que seguro nos puede sonar muy válida en nuestros días. El Papa advirtió "del peligro de los que reducen la fe en el moralismo"

Muchas de estas opciones de vida las tenemos dentro y fuera de casa -los que siguen una liberación política o buscan acuerdos con los poderosos- desgraciadamente también nos quedan algunos de estos últimos. La alianza con los poderosos siempre es una tentación poco evangélica.

Los fariseos «hacían del culto a Dios -dice el Papa- de la religión, una serie de mandatos, y de los diez que había hacían más de trescientos. Cargaban ese peso sobre los hombros de la gente. Hacían una reducción de la fe en el Dios vivo a pura casuística. La casuística más cruel! «Qué queda de este comportamiento aún entre nosotros? En nuestros corazones en el momento de tratar a otro? En nuestros métodos, formularios, instituciones? Nos tomamos la casuística como la ley segura que nos protege, sin pensar en la curación y la salvación del otro?

Francisco también habla sin rodeos de los Saduceos: «Estos no tenían fe, la habían perdido. Hacían de su oficio religioso un camino para encontrar acuerdos con los poderes políticos, los poderes económicos. Eran hombres de poder». Quizás hoy los llamaríamos «lobbistas», buscadores de su propio beneficio e influencia.

Francisco también advirtió, en sus palabras, los zelotes «quienes eran revolucionarios y querían liberar al pueblo de Israel de la ocupación romana».

Pero la reflexión que comparte el Papa Francisco es que ninguno de estos de estos grupos, por sus palabras y hechos, atraían al pueblo. Quizás alguno era temido, pero ninguno maravillaba y encendía los corazones. Por qué seguía la gente a Jesús, se pregunta el Papa: «Porque reconocen que es el Buen Pastor. Porque estaban admirados de su enseñanza»,»sus palabras maravillaban los corazones y quedaban aturdidos de encontrar algo tan bueno y tan grande». «El resto -concluye el Papa- hablaba, pero no llegaba a la gente».

Jesús, continuaba Francisco «se acercaba al pueblo», «lo curaba en el corazón», «no tenía ninguna vergüenza de hablar con pecadores, iba a buscarlos». Jesús fue el primero en buscar las periferias existenciales. «Jesús era el Buen Pastor, y las ovejas escuchaban su voz y lo seguían». Jesús olía a oveja.

Ahora cabe preguntarse, dice Francisco: «A quién nos gusta seguir? A los que nos hablan de cosas abstractas o de casuísticas morales; aquellos que se hacen llamar pueblo de Dios pero no tienen fe, y lo negocian todo con los poderes políticos y económicos; aquellos que siempre van por las cosas destructivas». Y no sólo a quienes quieren seguir, nosotros quiénes queremos ser: fariseos, saduceos, zelotas, esenios, o buenos pastores?

«Jesús no es un moralista, un negociante, un guerrillero, es el Buen Pastor«. Homilía del Papa Francisco en la Casa de Santa Marta, jueves 26 de junio de 2014.

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