“Hasta el 2017, que voy a volver”
El Papa Francisco ha vuelto a sorprender a todos al tenirmar la misa en el Santuaria de Nuestra Señora de Aparecida. Ha bendecido a la multitud con la imagen de la Virgen, ha pedido a los files que recen por él y ha anunciado, por sorpresa, su deseo de regresar en el 2017 Al terminar [...]

El Papa Francisco ha vuelto a sorprender a todos al tenirmar la misa en el Santuaria de Nuestra Señora de Aparecida. Ha bendecido a la multitud con la imagen de la Virgen, ha pedido a los files que recen por él y ha anunciado, por sorpresa, su deseo de regresar en el 2017
Al terminar la misa el Papa ha pedido un micrófono y sin soltar la imagen de la Virgen de Aparecida ha improvisado, emotivamente, en castellano, disculpándose por no poder hablar en portugués y se ha metido en el bolsillo a los más de 300.000 jóvenes que le aguardaban en la explanada del santuario de Nuestra Señora de Aparecida.
“Muchas gracias por estar aquí, de corazón, con todo mi corazón – ha dicho el Papa – y le pido a la virgen, Nuestra Señora de Aparecida, que los bendiga, que bendiga a sus familias, que bendiga a sus hijos, que bendiga a sus padres. Ahora me daré cuenta si me entienden, les hago una pregunta: ¿Una madre se olvida de sus hijos? Ella no se olvida de nosotros, ella nos quiere y nos cuida. Y ahora le vamos a pedir la bendición”.
Seguidamente el Papa ha recibido la imagen de la virgen de Aparecida, y con ella ha bendecido a los fieles en medio de un inmenso clamor popular. Inmediatamente el Papa ha colocado la imagen de Aparecida en una peana, previamente preparada, y el mismo se ha puesto a aplaudir gozosamente a la Virgen, mientras se cantaba el himno de Nuestras Señora de Aparecida que en su texto dice: “danos la bendición Madre, Madre querida”.
El Papa ha pedido un favor a la multitud que aguataba estoicamente la intensa lluvia: “recen por mí, que Dios los bendiga, Nuestra Señora de Aparecida los cuide”. Finalmente y ante el estupor general ha digo gozoso, “hasta el 2017, que voy a volver”. Estas palabras finales han provocado un gozo colectivo entre los jóvenes que han aplaudido al Papa hasta perder las fuerzas.