«Gracias, perdón, ayúdame más»
El Cardenal Sistach presidió la misa de acción de gracias por la beatificación de Álvaro del Portillo celebrada el pasado viernes en Santa María del Mar

La eucaristía en agradecimiento de la beatificación de Álvaro del Portillo fue concelebrada por varios sacerdotes en una basílica de Santa María del Mar donde había unas 2.000 personas, y que contó con los cantos de la Coral de Canigó.
Durante la homilía, Mons. Martínez Sistach explicó que la beatificación es «para la gloria de Dios y por nuestra santidad, para que tengamos testimonios de vida cristiana y santa que podamos imitar». Indicó que «todos los cristianos hemos recibido la vocación a la santidad, y debemos ser santos como lo es nuestro Padre del Cielo». En este sentido, dijo que «necesitamos tomar mayor conciencia de que la santidad es la primera y principal vocación de todos los bautizados, no sólo de los religiosos, sino también de los laicos.»
Sobre Álvaro del Portillo
Recordó que en la carta que Francisco envió con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo glosó su jaculatoria «gracias, perdón, ayúdame más». Para el cardenal son «tres actitudes que manifiestan su relación con Dios, su trato constante con Jesucristo y la conciencia que tenía de su condición de pecador redimido y santificado por la muerte y la resurrección del Señor». Añadió que «estas tres palabras deberían brotar constantemente de nuestro corazón y nuestros labios, nosotros que como él somos también bautizados.»
Mons. Martínez Sistach dijo que el beato Álvaro «llevaba en su corazón el deseo de evangelizar porque amaba a Jesucristo» y recordó la importancia de misionar leyendo unas palabras de la encíclica del Papa Francisco: «Sueño con una acción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en una vía adecuada para la evangelización del mundo actual».
Al final de la celebración el vicario del Opus Dei en Cataluña, Dr. Antoni Pujals, agradeció al cardenal que presidiera la celebración y renovó el propósito de la prelatura de servir a la Iglesia cada uno desde su puesto de trabajo y su hogar cumpliendo los deberes ordinarios en plena comunión con los pastores. También felicitó al rector de Santa María del Mar, Salvador Pié, que el día siguiente celebraría los 50 años de sacerdote, una felicitación a la que se añadieron los presentes con un aplauso. El canto del Virolai cerró el acto.