Francisco regresa a América Latina
El Pontífice ha visitado, durante ocho días, Ecuador, Bolivia y Paraguay, donde ha estado acompañado por millones de personas en todo momento. Sus palabras ya están disponibles en un 'e-book' gratuito

No es su casa pero sí el continente que le vio nacer, crecer y llegar a ser lo que es ahora. Desde que fue elegido Papa, Francisco sólo había pisado su tierra en una ocasión: en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. Había viajado a las periferias: Filipinas, Corea, Turquía,… pero no a los países limítrofes con su natal Argentina. En estos ocho días de viaje a Ecuador, Bolivia y Paraguay, el Santo Padre ha demostrado que causa sensaciones allí donde va: no sólo por sus actos sino también por sus palabras. Por fortuna, las palabras no son volátiles ya que ACI Prensa ha querido ofrecer a sus lectores un libro electrónico en PDF con todas las homilías, oraciones y discursos del Papa Francisco en este histórico viaje.
Prioridades: universidades y ancianos
Han sido muchas horas de avión pero también de momentos inolvidables. El primer país que Francisco pisó fue Ecuador. Allí visitó, entre otras, a las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, que se dedican a cuidar ancianos. El Pontífice saludó uno a uno a los abuelos y bromeó con las religiosas. Al salir del recinto, miles de personas lo esperaban. Sin perder la calma, el Papa saludó y bendijo a todos los que asistieron a la salida. También la universidad pontificia de Ecuador tuvo el honor de recibir al Santo Padre, quien dio un discurso sobre el mundo de la escuela y la universidad: «Como Universidad, como centros educativos, como docentes y estudiantes, la vida les desafía a responder a esta pregunta: ¿Por qué nos necesita esta tierra? ¿Dónde está tu hermano?».
Fue en Ecuador donde se pudo escuchar una de las frases del Papa que ha dado ya la vuelta al mundo: «Un pobre que muere de frío y de hambre hoy no es noticia, pero si las bolsas de las principales capitales del mundo bajan dos o tres puntos se arma un gran escándalo mundial». Después de cuatro días de actividades, el Pontífice finalizó su visita a Ecuador y voló con destino a Bolivia, la segunda parada en su corta gira por América Latina.
Exclusión y reclusión no es lo mismo
Fue en Bolivia donde se produjo uno de los momentos más comentados del viaje. Francisco se encontró con el mandatario Evo Morales, quien regaló al Papa un Cristo crucificado sobre el símbolo comunista de la hoz y el martillo, una réplica del diseño del padre jesuita Luis Espinal -asesinado por la dictadura boliviana en 1980. El pontífice, sin embargo, comentó que catalogaba este tipo de obras como «arte de protesta» y aseguró que no se sintió ofendido y que incluso lo llevó hacia Roma.
Fue en Bolivia donde el Papa Francisco ofreció disculpas por la complicidad de la Iglesia Católica a la opresión de América Latina durante la era colonial, e hizo un llamamiento para destruir el «nuevo colonialismo», que ha impulsado la desigualdad, el materialismo y la explotación de los pobres. «Alguien podrá decir, con derecho, que cuando el papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia», declaró. «Les digo, con todo: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios.»
Una de las paradas más trascendentes en esta tierra fue la cárcel de Palmasola. A 15 kilómetros de Santa Cruz, esta prisión tiene más de 5000 internos y está catalogada como la más violenta. Sin embargo, sin ningún miedo, el Papa Francisco saludó a los presos y escuchó el testimonio de la pena y la desesperación dentro de Palmasola. «Lo que está frente a ustedes es un hombre perdonado, un hombre que fue y es salvado de muchos de sus pecados. Yo también tengo mis errores y tengo que hacer penitencia. No tengo más para darles y ofrecerles que Jesucristo», comentó el Papa en la última jornada en Bolivia, justo antes de partir hacia Paraguay.
Homenaje a las mujeres y los jóvenes
La tercera etapa del viaje fue en Paraguay. Allí, el Papa visitó el hospital pediátrico Niños de Acosta Ñu, un centro que acoge a niños y niñas con diferentes problemas médicos. El Pontífice escuchó a los pequeños y recibió sus cartas y trabajos realizados en las aulas del hospital. La visita se convirtió en inolvidable no sólo para los pacientes sino también para sus familias.
Durante la misa en el Santuario de Caacupé, el Papa elogió a las mujeres de Paraguay por su papel en la historia. Y es que durante la guerra del siglo XIX, el país perdió la mayoría de los hombres y fueron las mujeres quienes sacaron adelante la nación: «Que Dios bendiga a la mujer paraguaya, la más gloriosa de América».
En el cierre del viaje, en Asunción, Francisco se reunió con cientos de miles de jóvenes y les recordó que «necesitamos jóvenes con esperanza y fuertes de espíritu, no jóvenes débiles, que ni sí ni no (indecisos). No queremos jóvenes que se cansen rápido y que estén con cara de aburridos».
Así finalizó su gira por América Latina. Fueron ocho días agotadores pero reconfortantes. Quizás supieron a poco. Sin embargo, en septiembre, Francisco volverá a América. Esta vez, en cambio, a Cuba y Estados Unidos.