Farolillos para la esperanza
La Hospitalidad de Barcelona capitanea la procesión de las Antorchas, que ha reunido a diócesis de varias nacionalidades

Miles de farolillos iluminando la plaza de la Virgen Coronada han cerrado una intensa y emocionante segunda jornada de la expedición catalana a Lourdes. Este segundo día de peregrinaje ha comenzado de buena mañana con una misa de bienvenida presidida por el consiliario de la Hospitalidad, Mn. Andreu Oller.
La celebración, que ha tenido lugar en el altar del Roser, ha reunido a todos los miembros del peregrinaje en un día soleado en la localidad francesa.
Fraternidad y solidaridad, los valores
Una vez finalizada la eucaristía, se ha procedido a realizar la tradicional fotografía de grupo. Entre risas y buen ambiente, los más de 500 integrantes se han ido colocando ordenadamente para inmortalizar un momento que quedará en el recuerdo de todos ellos.
Durante estos días se comparten muchos momentos entre personas de capacidades diferentes y voluntarios, y esto acaba generando estrechos vínculos entre ellos. Cooperación y solidaridad son valores que nunca faltan en Lourdes.
Después de una buena comida para afrontar una tarde llena de actos, ha sido el turno de las piscinas. Con paciencia, algunos hospitalarios han acompañado a las personas que deseaban bañarse en las aguas del manantial.
Como decía Sor María Adelina, una de las monjas que daba una mano, «se trata de un acto de fe, un momento muy especial para todos ellos que cuesta definir con palabras». Otros hospitalitarios han recorrido el camino del agua, durante el cual se ha llevado a cabo el acto penitencial en el Prat.
Procesión de las Antorchas
Unos actos que han dado paso a unas horas de descanso para prepararse para uno de los momentos más emocionantes y espectaculares del peregrinaje: La procesión de las Antorchas. Se trata de uno de los actos más solemnes para la impresión y el impacto visual que provocan la aglomeración de farolillos que rodean la plaza de la Virgen Coronada. Alrededor de ésta, personas de capacidades diferentes, voluntarios, peregrinos, sacerdotes han desfilado representando diferentes diócesis, entre ellas la de Barcelona, Terrassa y Sant Feliu, que han capitaneado la procesión con la bandera al frente.
Para los hospitalitarios catalanes, uno de los momentos más sentidos ha sido el momento que ha entonado el Virolai, que ha hecho emocionar a muchos de ellos. El acto ha finalizado con el canto del Salve Regina.