Exposición “Vint misteris, vint gravats” en el Museo Diocesano

[Museo Diocesano de Barcelona] Esta exposición del artista Arrel se puede visitar en el Museo Diocesano de Barcelona (Monumento de la Pia Almoina. Av. Catedral 4) desde el 17 de febrero hasta la 24 de abril (Abierto de martes a sábado de 10 a 14 h. y de 17 a 20 h. Domingos: de 11 [...]

[Museo Diocesano de Barcelona]

Esta exposición del artista Arrel se puede visitar en el Museo Diocesano de Barcelona (Monumento de la Pia Almoina. Av. Catedral 4) desde el 17 de febrero hasta la 24 de abril (Abierto de martes a sábado de 10 a 14 h. y de 17 a 20 h. Domingos: de 11 a 14 h.).

La exposición se propone dar a conocer una de las claves de la tradición espiritual europea: los Misterios del Rosario. Estos Misterios son un recorrido por la vida de María y de Jesús, y han sido y son todavía referentes espirituales para muchas personas, como modelo a seguir, como actitudes a imitar y como compañeros de camino en momentos de gozo, luz, dolor o gloria de su vida.

La devoción del Santo Rosario a la Virgen tiene su origen en la vida de Santo Domingo de Guzmán, en 1208. Desde entonces ha sido practicada por muchas personas, desde las más sencillas hasta las más eruditas. Ha sido fomentada también por muchos Papas, desde el dominico Pío V (1566-1572) hasta Juan Pablo II (que añadió los Misterios de Luz) y la actual Benedicto XVI.

Actualmente, dentro de la iglesia católica de la Europa occidental parece haber decaído en su uso. Muchas personas con fe buscan la originalidad de caminos espirituales orientales como el yoga y el budismo despreciando así la propia tradición.

Con esta exposición les proponemos un redescubrimiento del Rosario como práctica espiritual que, por la cadencia de repetición del Avemaría, aporta una paz semejante a la de los Mantras budistas. Permite, además, situarse con la imaginación en la escena del Misterio, como si se fuera uno de los pastores que adora al niño, o la madre que busca con angustia su hijo adolescente entre la multitud, o el discípulo que comparte la última cena con el Maestro o la mujer que se tira a los pies de su Señor resucitado. Dejándose llevar por las escenas uno se da cuenta del enorme poder que tienen para ponerse en Comunión con Jesús, Dios hecho hombre, para sentirse cerca de él ya la vez sentir a Él muy cercano a la propia vida.

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