El tiempo «ordinario»
Inmersos en la peregrinación del Año litúrgico, este tiempo que toma el nombre de tiempo «ordinario» es más que oportuno para entender y vivir el misterio de un amor —el de Dios manifestado en Jesús— que nos une y nos proyecta.

«En esto conocerán que sois mis discípulos —dice Jesús— si os tenéis amor los unos a los otros.» Benedicto XVI nos decía ya hace tiempo que «aprendemos la verdad del amor en el sacramento de la Eucaristía» (Scar 2) y es en torno a ella que los cristianos la recibimos, la compartimos y estamos llamados a contagiar su vivencia. El mandato nos llega de Jesús: «Id, anunciad, haced discípulos…», una Iglesia en salida —como nos pide el papa Francisco— que es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan» (EG 24).
En nuestras parroquias y comunidades hemos vivido un tiempo en el que la celebración de la Eucaristía ha tomado una especial significación por «la primera comunión». Un momento privilegiado para dar a entender el misterio que esconde, un misterio de amor que se une a la experiencia de relación familiar donde el amor es el vínculo más sólido. Nos conforta saber que «la Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles» (EG 47). Jesús nos dice: «¡Haced esto en conmemoración mía!» ¡No dejemos de hacerlo!
Por eso, es tan necesaria la perverancia en las celebraciones de la comunidad cristiana, sobre todo la Eucaristía y, con ellas, entender y vivir los signos que hacemos, la acogida que regalamos, el sentido de las palabras que pronunciamos, la capacidad de escucha que comunicamos, la alegría por lo que celebramos, el amor que contagiamos, el compromiso que adquirimos, el testimonio que damos. Esta vivencia, que debemos hacer persistente en el tiempo, nos da razón de nuestra apertura al misterio, a Dios que es amor. El tiempo litúrgico «ordinario» que hemos iniciado y que llega hasta el Adviento es muy rico en contenido y estamos invitados a compartir todo lo que nos ofrece. ¡Aprovechémoslo!
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona