El papa Francisco ruega por el jesuita Luis Espinal

Coincidiendo con su visita a Bolivia, el Santo Padre se detuvo unos minutos a hacer una oración cerca del lugar donde fue encontrado, hace 25 años, el cadáver del mártir catalán

Coincidiendo con la visita del Papa Francisco en Bolivia, en el desplazamiento desde el aeropuerto del Alto hasta el arzobispado de La Paz, el pontífice argentino se detuvo unos minutos a hacer una oración cerca del lugar donde fue encontrado, hace 25 años, el cadáver del jesuita catalán Luis Espinal, asesinado en Bolivia por su compromiso con la justicia y los derechos humanos. Fue un día después de haber sido secuestrado por un grupo de paramilitares, el 21 de marzo de 1980. Lo hizo para rezar y para recordar a «un hermano nuestro, víctima de intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia », como dijo el Papa, saludando a las numerosas personas que acudieron al kilómetro 8 en el camino a Chacaltaya. Con este gesto, el Papa invitó a recordar la figura de Espinal, y sobre todo, a recoger su legado de defensa de los más desfavorecidos.

Así recordó el Papa al P. Espinal:

«Buenas tardes, queridas hermanas y hermanos, me detuve aquí para saludarlos y sobre todo para recordar. Recordar a un hermano, a un hermano nuestro, víctima de intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia. El P. Espinal predicó el Evangelio y este Evangelio molestó y por eso lo eliminaron. Hacemos un minuto de silencio en oración y después rezamos todos juntos.

Que el Señor tenga en su Gloria al P. Luis Espinal que predicó el Evangelio, este Evangelio que nos trae la libertad, que nos hace libres. Como todo hijo de Dios, Jesús nos trajo esta libertad, él predicó este Evangelio. Que Jesús lo tenga al lado de Él. Dale Señor el descanso eterno y brille para él la luz que no tiene fin. Que descanse en paz.

Y a todos vosotros, queridos hermanos, los bendigan Dios Todopoderoso, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo. Y por favor, por favor, les pido que no se olviden de rezar por mí. Gracias».

La historia

Era el 21 de marzo de 1980 por la noche, en Bolivia, y el jesuita catalán Luis Espinal salía del cine. Unos desconocidos le hicieron entrar en un jeep. Espinal fue torturado y asesinado. Luis Espinal había llegado en Bolivia en 1968, cuando este país -y prácticamente todo América Latina vivía una época de dictaduras, represión y violaciones de los Derechos Humanos. Es también el año de la asamblea de los obispos de América Latina en Medellín, el momento en que sectores de la iglesia van madurando un proceso de proximidad a los pobres y a sus luchas: la teología de la liberación.

Allí se convierte en Lucho, como es llamado en Bolivia, y ejerciendo su trabajo como periodista y crítico de cine, trabaja al servicio del pueblo boliviano, denunciando la dramática situación que se está viviendo, la represión militar y las consecuencias del narcotráfico . Su voz se hizo incómoda para muchos. Tres días después, en El Salvador, era asesinado también el arzobispo Oscar Romero.

Siempre en contra de la censura

Periodista y especialista en cine, había trabajado en Televisión Española en los años 60 pero el contenido de crítica social de sus programas topó con la censura. En 1967, le prohibieron un programa sobre las viviendas miserables de los barrios marginales de Barcelona y una entrevista con Alfonso Carlos Comín, por lo que dimitió. Ya en Bolivia, su compromiso con los más desfavorecidos y con la lucha por la justicia le llevaron, como él mismo decía, a «gastar la vida por los demás».

El compromiso de Luis Espinal por la defensa de la justicia y de los pobres, desde la fe cristiana, está en la línea de la misión de la Compañía de Jesús tal y como se definió en la Congregación General 32. Desde ese momento y hasta la actualidad más de 50 jesuitas, entre ellos Espinal, han perdido la vida justamente para defender una fe ligada a la justicia.

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