El océano se hace de gotas pequeñas

Lo hacemos muchas veces, pero en estos últimos tiempos sobre todo, hablamos mucho de la paz, porque la vemos constantemente amenazada

Blog de Sebastià Taltavull

Lo hacemos muchas veces, pero en estos últimos tiempos sobre todo, hablamos mucho de la paz, porque la vemos constantemente amenazada. Sin embargo una voz resuena con insistencia: «¡Reconciliaros!», «¡Dejar rencores!», «Olvide historias», «no tengáis miedo». Con acciones de justicia y amor podemos ser los embajadores de la reconciliación y del perdón. Hay un clamor unánime que proviene de los que no tienen nada y que nos pide mirarlos con la limpieza de las bienaventuranzas, con los ojos capaces de descubrir a Dios y actuar en su favor.

Aun así, pienso que hoy es posible reaccionar así y con fundamento: el pequeño granito de arena que ponemos cada uno a favor del buen entendimiento entre unos y otros puede llegar a ser una playa inmensa. También el océano se hace de gotas pequeñas y una pequeña semilla puede hacer el árbol más grande.

Fijémonos que dice el Papa Francisco: «Sería una falsa paz aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencie o tranquilice los más pobres, de manera que aquellos que disfrutan de los mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los otros sobreviven como pueden. Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social de los pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir un consenso de escritorio o una paz efímera para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, hay una voz profética »(EG 218).

Aunque en nuestra vida experimentamos rupturas y podamos llegar a la sensación de fracaso, tengamos presente que alguien nos acompaña. Este Alguien no nos ha dejado nunca y estamos en sus manos, en buenas manos! Car hacerle confianza! Siempre tendremos que agradecer las veces que nos ha cogido en brazos, justamente cuando teníamos la impresión de que andábamos solos y abandonados. Creedme, esto da mucha confianza y hace el camino más ligero.

Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona

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