El falso Cardenal encarcelado en Barcelona

A principios del siglo XIX, el sargento Francisco Mayoral suplantó la identidad del púrpura Luis María de Borbón, arzobispo de Toledo, y una vez descubierta la mentira, el impostor fue juzgado por la Inquisición barcelonesa

La Catedral de Barcelona tiene muchos tesoros escondidos pero también las calles colindantes. En la calle que baja de la puerta de Sant Iu hasta la fachada principal de la Catedral se puede encontrar un vestigio medieval: una lápida que representa la Inquisición barcelonesa, que estuvo alojada en el actual Museo Frederic Marès desde el siglo XVI. En la lápida se puede observar el escudo de Felipe II junto con los símbolos de la Inquisición: una cruz cristiana acompañada de una espada que simboliza el trato a los herejes y una rama de olivo que significa la reconciliación con los arrepentidos. En estas dependencias, concretamente en la celda de San Bartolomé, estuvo encarcelado un sargento que se hacía pasar por el Cardenal de Borbón en 1814: Francisco Mayoral, un impostor que llegó a casar soldados de alta graduación y a administrar el sacramento de la Eucaristía.

¿Qué es la Inquisición?

La Inquisición es un tribunal religioso que data del siglo XII y que tuvo mucha repercusión en Barcelona por su persecución a los cátaros, a los que castigaba e incluso asesinaba. «Este es un momento muy delicado para la Iglesia e, incluso, aceptar la inquisición que tiene momentos muy penosos y que hacen reflexionar que la religión debe tener por encima de todo el convencimiento personal y la libertad que tan necesaria es para aquellos que quieran ser buenos religiosos», expresa el Dr. Martí Bonet. El año 1834, la Inquisición quedó totalmente abolida debido a las numerosas presiones de políticos liberales.

El falso Cardenal de Borbón

El mismo Francisco Mayoral, natural de Salamanca y casado, escribió la vida real del fingido Cardenal de Borbón. Su intención era, según dice textualmente al final de la narración, demostrar que «yo tengo el honor de haber sido el único en Francia que me he burlado de un tirano (Napoleón) y de toda su nación entera» ya que los franceses se creyeron este lío: «ya que no podía vengar con las armas a mi patria, me complací al hacer burla de los usurpadores».

El sargento suplantó la identidad del cardenal Luis de Borbón en todas sus dimensiones: política, religiosa y social, ya que tenía trato cordial con los reyes pero también oficiaba eucaristías y percibía fuertes cantidades de dinero. Todo esto duró ocho años. Como si fuera obispo, el falso cardenal bendecía y casaba a soldados de alto rango; administraba el sacramento de la Eucaristía y tuteaba a los miembros de la realeza.

(Más información sobre el falso Cardenal en el libro La Inquisición y el falso cardenal de Borbón. El español que burló al Imperio Napoleónico)

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