El diaconado, una parte fundamental de la Iglesia
La librería Claret ha acogido la presentación del libro 'La renovación del ministerio diaconal en el 50 aniversario del Concilio Vaticano II', una mirada profunda hacia la figura de los diáconos

Mn. Aurelio Ortín, responsable del Gabinete de Información de la Iglesia de Cataluña, ha presentado, junto con Mn. Salvador Pié, profesor de la Facultad de Teología de Cataluña y Jaume Fontbona, presidente del Centro Pastoral de Litúrgica, su último libro, durante esta lunes en la librería Claret. La renovación del ministerio diaconal en el 50 aniversario del Concilio Vaticano es una obra que analiza de forma exhaustiva la historia, la actividad y los principales problemas del diaconado desde sus inicios.
El cardenal Jubany, clave para la dinamización de la actividad de los diáconos
Una de las personas que tuvo un papel capital en la defensa del diaconado, según los tres ponentes, fue el cardenal Narcís Jubany. Un hombre consagrado a Dios, que promovió la aplicación de la Lumen Gentium, una constitución basada en el Concilio Vaticano II por medio de la cual se recuperó la figura del diaconado permanente.
Este propósito que Jubany se marcó junto con otras personalidades se aplicó en toda Europa con el paso del tiempo. Una constitución que ha permitido que haya ministros ordenados casados y que estos puedan celebrar algunos sacramentos como el bautismo, el matrimonio o las exequias.
Un ministerio diaconal con un largo camino por recorrer
Mn. Ortín hizo especial mención en su discurso a la actual situación en que se encuentra el ministerio diaconal. Una situación donde hay muchos elementos positivos, pero donde también hay varios aspectos a mejorar. Hoy en día hay más de 42.000 diáconos permanentes que ejercen permanentemente su ministerio en el mundo. En todo el estado español son más de 400 y en Barcelona hay unos 40.
Una Iglesia moderna, adaptada a los nuevos tiempos, debe ser solidaria y atenta a las necesidades de todos los miembros que la integran. Por este motivo es imprescindible que el colectivo de los diáconos tenga un lugar importante en la casa del Señor. Si hay una estrecha relación entre el diácono y el obispo al que sirve, si hay una relación fraternal y recíproca, habrá una cohesión entre el diaconado y la institución a la que pertenece.