El Cardenal Sistach abre la Semana Santa pidiendo que se viva la alegría de la fe
Palmas, palmones y ramas de laurel, y de olivo, llenaron la plaza de la Catedral de Barcelona este domingo con cientos de feligreses de la diócesis

Palmas, palmones y ramas de laurel, y de olivo, llenaron la plaza de la Catedral de Barcelona este domingo cuando los feligreses de la diócesis asistieron para celebrar con la familia y los amigos la festividad de Ramos, fecha señalada del calendario litúrgico que marca el inicio de la Semana Santa.
Como cada año, antes de la ceremonia, todos los asistentes se reunieron a los pies de la catedral, donde el Cardenal Arzobispo de Barcelona, ​​Lluís Martínez Sistach, bendijo la palma y los palmones de los concelebrantes y todos los ramos de todos los feligreses , en recuerdo a l’entrada de Jesucristo a Jerusalén.
Allí, la multitud recogida le dedicaba una gran ovación al Cardenal, que dirigió unas palabras a los feligreses y se mezcló entre ellos para bendecir sus palmas. Después de clamar el Senyor con la palma y el palmón, todas las familias fueron entrando en el interior del templo, donde tuvo lugar la tradicional misa que fue presidida por el Cardenal Sistach.
Homilía en la Catedral
En la homilila, el Cardenal Sistach centró sus palabras en un sentimiento: la alegría. Y para ello lo analizó a partir de una imagen concreta: la entrada de Jesús en Jerusalén. «En aquella entrada en Jerusalén el Domingo de Ramos se respiraba un clima de alegría. Jesús despertó en el corazón muchas esperanzas, sobre todo en la gente sencilla, humilde, pobre, olvidada, aquella que no cuenta a los ojos del mundo. Jesús ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma «, apuntó.
Además, para reforzar este mensaje, el Cardenal Sistach recordó las palabras del Francisco, que durante estas fechas remarca que la alegría debe prevalecer en los corazones de todos los cristianos. «Y esta es la primera palabra que nos quiere decir el Francisco este Domingo de Ramos: alegría. Nuestra alegría no es algo que nace de tener muchas cosas, sino de haber encontrado una persona, Jesús, que está entre nosotros; la alegría que nace de saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aunque el camino de la vida se encuentra con problemas y obstáculos que parecen insuperables. «