El beato Dr. Pere Tarrés ya tiene una capilla en la catedral de Barcelona
En un acto celebrado el día 31 de agosto, en la catedral de Barcelona, el cardenal arzobispo, Dr. Lluís Martínez Sistach, bendijo la capilla dedicada al beato Dr. Pere Tarrés i Claret (Manresa, 1905 – Barcelona, 1950). El Dr. Pere Tarrés murió en la Clínica de la Merced, fundada por él, el 31 de agosto [...]
En un acto celebrado el día 31 de agosto, en la catedral de Barcelona, el cardenal arzobispo, Dr. Lluís Martínez Sistach, bendijo la capilla dedicada al beato Dr. Pere Tarrés i Claret (Manresa, 1905 – Barcelona, 1950). El Dr. Pere Tarrés murió en la Clínica de la Merced, fundada por él, el 31 de agosto de 1950, por lo que ayer se celebraba el sexagésimo aniversario de su fallecimiento.
La capilla dedicada al Dr. Pere Tarrés está situada en el claustro de la catedral, tocando a la oficina de la Vicaría de la sede barcelonesa. Allí, a las siete de la tarde, se congregaron un numeroso grupo de personas devotas del gran apóstol, médico y sacerdote que fue Pere Tarrés. La capilla inaugurada el martes, está presidida por una imagen del beato, obra de la escultora Montserrat García Rius, que es también la autora de dos esculturas más de Pere Tarrés expuestas en la ciudad de Barcelona: la imagen que hay en el sepulcro del beato en la iglesia de Sant Vicenç de Sarrià y la que hay en la iglesia de la Mare de Déu del Remei, en el barrio de Les Corts.
La escultura del beato bendecida el martes en la catedral lo representa revestido con casulla de sacerdote, en actitud de oración y dispuesto a ofrecer el santo sacrificio de la misa. La escultura lleva esta sencilla inscripción al pie: «Beat Dr. Pere Tarrés. «Mi intento -declaró Montserrat Garcia Rius- es que las esculturas sean muy humanas, que tengan alma y que hablen. Por ello, en esta obra he procurado reflejar la bondad de Pere Tarrés y su humildad, buscando expresar su alma a través de la piedra».
Acompañaron al cardenal Martínez Sistach, el decano del Capítulo de la catedral, Dr. Joan Guiteras, el canónigo arcipreste, Dr. Josep M. Martí Bonet, el vicepostulador de la causa de canonización de Pere Tarrés, Mn. Francesc Raventós, y otros miembros del Capítulo de canónigos de la catedral y otros sacerdotes, entre los que se encontraba Mn. Joaquim Rius Adell, primo de la autora de la escultura del Dr. Tarrés.
El cardenal Martínez Sistach, antes de proceder a la Bendición de la imagen, dijo que el beato Pere Tarrés «se entregó a la sociedad, a la Iglesia, a los hermanos enfermos, como médico y como sacerdote. Él nos ha congregado aquí, para que los beatos y los santos congregan. Pasan los años, se van de este mundo, se van al cielo, pero están presentes en nuestras vidas, como está nuestro querido beato Pere Tarrés. Deseamos, en nuestra oración, que pronto podamos reunirnos un día en Roma para asistir a su canonización».
Tras la bendición de la imagen, se celebró la eucaristía en el altar mayor de la catedral, en el que se puso un gran retrato del beato Pere Tarrés. Presidió la ceremonia el canónigo Dr. Joan Guiteras, concelebrando con los sacerdotes asistentes, y en la que participaron numerosos fieles. El cardenal explicó a los asistentes al acto de la bendición que no podía quedarse para presidir la celebración de la misa, lo que habría hecho con gusto, porque tenía que presidir la eucaristía, a las ocho de la tarde, en la parroquia de San Ramón Nonato, en el barrio de Collblanc, que ayer celebraba su fiesta patronal y un aniversario de esta institución.
La homilía de la misa la pronunció Mn. Francesc Raventós, canónigo de la catedral y vicepostulador de la causa de canonización, gran conocedor de la vida de Pere Tarrés y divulgador de su espiritualidad y de sus actividades. Dijo que la capilla dedicada a Pere Tarrés en la catedral tenía que ser «un grito que nos recuerde su ejemplaridad y nos mueva a pedir su ayuda y su intercesión».
Después glosó tres características del doctor Tarrés: la de médico, la de apóstol y la de sacerdote.
Como médico, dijo que para Tarrés el enfermo es una persona, no un número. Y citó dos pensamientos del beato. Uno de su «Diario de guerra», que dice así: «Estos enfermos son jóvenes, hermanos míos, y los amo. Me complace tratarlos como amigos. Debe hacer tiempo que no han oído una palabra dulce. Los hombres somos como niños cuando estamos enfermos». El otra pensamiento se inscribe en una visión trascendente del sufrimiento y de su valor si se vive unidos a Cristo. Y dice así: «La cama es el altar, el enfermo es la víctima que sufre. Estoy contento que el buen Jesús me haya aceptado por víctima».
Sobre Tarrés como apóstol de la FJC y de la AC, Mn. Raventós recordó estas palabras: «Estamos llenos de la responsabilidad que recae sobre nosotros para reemprender el trabajo de recristianitzar el mundo y las almas descarriadas». Tarrés quería cristianos llenos de virtudes humanas y cristianas, por ello escribía que “la Patria necesita hombres y sobre todo necesita los refuerzos de una juventud íntegra, pura y sólidamente cristiana”.
Sobre Tarrés como sacerdote, dijo que se dio del todo al ministerio hasta la entrega total de la propia vida, y recordó este pensamiento dicho en su lecho de enfermo: «Me siento Buen Pastor. He hecho verdaderas locuras por las almas. He oído toda la locura del apostolado, y me he lanzado de lleno a todo lo que fuera hacer de apóstol, y con toda el alma, a pesar de no encontrar consuelo».
Finalmente, Mn. Raventós concluyó la homilía recordando que Tarrés fue un hombre de oración. «Oremos por los sacerdotes -dijo-; pidamos al Señor que nos conceda santas vocaciones al sacerdocio, como el. Cuando pasamos delante del altar del claustro, sentimos el grito que Tarrés nos dirige. Y hoy, sexagésimo aniversario de la muerte de Tarrés, admirémosle y pidámosle que despierte nuestra fe, que nos ayude a ser personas de oración, que aprendamos a orar, y que él nos ayude a ser cristianos auténticos hasta las últimas consecuencias».