El amor infinito de Jesús, materializado en la devoción al Sagrado Corazón
La Catedral dedica una de sus capillas laterales al Corazón de Jesús aunque también se puede comprobar la estimación de Cristo por la humanidad en el retablo de la capilla de la Transfiguración del Señor
Este viernes se celebra la festividad del Sagrado Corazón, una devoción que comenzó con santa Margarita María Alacoque de la Orden de la Visitación de Santa María, a quien Jesús se le apareció en 1673. Los jesuitas extendieron la devoción por todo el mundo a través de los miembros de la Compañía y, años más tarde, en 1899, el Papa León XIII declaró la consagración de la festividad. Se trata, por tanto, de una devoción muy reciente aunque realmente no comenzó en el siglo XVII ya que la devoción por el amor de Jesús venía de los primeros siglos. La Catedral de Barcelona recuerda y venera esta imagen en una de sus capillas laterales: la del Corazón de Jesús.
La herida del Sagrado Corazón
El Sagrado Corazón se representa con una llaga ya que representa el corte que le hizo una lanza en atravesar el corazón en el momento de su muerte. Fue un soldado romano, llamado Longino, quien le atravesó el cuerpo. Al instante salió sangre y agua. Es por ello que en la misa se pone agua y vino en el cáliz. Esta agua tiene un significado más profundo: representa la Iglesia -con los sacramentos del bautismo y la eucaristía- que fluyen del lado de Cristo, así como Eva surgió del lado de Adan: el agua de la vida.
Piezas de arte dedicadas al Sagrado Corazón
En la capilla del Corazón de Jesús se encuentra una imagen de talla policromada de Vicenç Vilarrubias y Valls, del 1940. Pero este no es el único rincón de la Catedral que está dedicado al amor de Jesús. En la capilla de la Transfiguración del Señor se encuentra un retablo gótico al temple sobre madera pintado por Bernat Martorell (1452) y costeado con el legado del obispo Simón Salvador. En este, se puede ver el amor de Jesús a la humanidad con la samaritana y la curación de la mujer con hemorragias. Dos escenas que demuestran el aprecio infinito del Hijo de Dios hacia los hombres y mujeres.
