Dr. Guiteras: «Como cristianos, tenemos que ser constructores de Barcelona»
Los cuatro puntos cardinales de la ciudad reciben la bendición de la Vera Cruz desde la azotea de la Catedral

En las alturas de la catedral de Barcelona, ​​con los feligreses y los canónigos del templo, ha tenido lugar la tradicional celebración de la Santa Cruz, copatrona de la catedral con Santa Eulalia, que recuerda la alegría de la resurrección del Señor y por la que hemos sido salvados.
Copatrona de la catedral
Después de una oración inicial en el altar de la catedral, todo el séquito se ha desplazado proclamando eL canto de las letanías de los santos hacia la azotea, junto al campanario, donde se encuentra la Vera Cruz. Se trata de una devoción que surgió a partir del siglo IV, cuando Santa Helena descubrirlo al monte Calvario. Por este motivo, en el punto más alto de la Catedral de Barcelona se encuentra la imagen de Santa Helena.
Esta bendición del término de Barcelona tiene lugar el 3 de mayo desde hace ya 700 años cuando Roma concedió a la diócesis restaurar esta festividad. Tal como marca el ceremonial, con todos los canónigos ubicados alrededor de la Santa Cruz, después de leer la Palabra de Dios se ha proseguido la bendición de los cuatro puntos cardinales. El Dr. Juan Guiteras, decano del capítulo catedralicio, ha esparcido agua bendita en la parte este, ost, sur y norte, de la ciudad de Barcelona, ​​pidiendo así la protección de la tierra y de sus frutos, es decir, de la ciudad y los barceloneses.
«Ciudad viva»
A continuación, Mn. Guiteres ha pronunciado unas palabras para poner en manos del Señor la ciudad, «una ciudad muy viva», que Guiteras ha encomendado a Dios para que «sea un lugar de amor, convivencia, paz y de fe». «Que el señor nos ayude a todos los ciudadanos y en nuestras oraciones para que sepamos ser testigos de esta cruz gloriosa que ha redimido el mundo, testigos de la muerte y la resurrección», añadió.
El Dr. Guiteres ha pedido a los cristianos que sean ejemplos para mostrar el camino para erigir la ciudad. «Subir aquí arriba significa un cierto paso en nuestra vida que nos ha de llevar a la presencia de Dios» – exponía el decano. «La ciudad, nosotros tenemos que construir todos, cada uno desde su lugar específico como cristianos somos constructores de esta ciudad, procurando que vean en nosotros como se realiza el gran mandamiento del amor, amaos unos a otros», dijo.
Todo el cortejo ha bajado de la azotea de la catedral y se ha despedido un año más de la Santa Cruz, protectora del templo, que vela desde las alturas, haciendo de centinela de la ciudad de Barcelona y de sus ciudadanos.