Dolor de la Virgen por la pérdida de su Hijo

La Dolorosa es una imagen muy venerada en toda Cataluña desde finales del siglo XI y la Catedral tiene una para la devoción de los fieles

La imagen de la Dolorosa acompaña en todo momento al Santo Cristo de Lepanto, tal y como la Virgen siempre estuvo cerca de su Hijo en los últimos momentos de su vida. Pero la Virgen de los Dolores que hay en la capilla del Santísimo es una copia de la original, que está guardada en el Museo Capitular. Durante el tiempo cuaresmal, tanto el Cristo como la Dolorosa cambian de localización y se instauran en la capilla de Sant Sever donde permanecen hasta la Pascua. El escultor de la Virgen de los Dolores que se puede ver en la Catedral es José Barbero, que sustituye a la imagen de Ramón Amadeu custodiada en el Museo Capitular.

Estos días santos, la Virgen de los Dolores es muy venerada por los feligreses de la diócesis. Pero esto no es nuevo: en Cataluña, el culto a la Virgen de los Dolores comienza a finales del siglo XI, aunque alcanza su máximo esplendor con la expansión de las predicaciones de los frailes franciscanos en el siglo XV. Desde entonces, se cree que antes o después de la Procesión de los Dolores llueve, ya que se asocia esta lluvia caída a las lágrimas de la Virgen.

Expresión de dolor

«La Madre piadosa estaba / junto a la cruz y lloraba / mientras el Hijo pendía. / Cuya alma, triste y llorosa, / traspasada y dolorosa, / fiero cuchillo tenía», proclama el Stabat Mater versionado por Lope de Vega. Es, por ello, que la imagen de la Dolorosa muestra la expresión triste y afligida de la Virgen que mira, compasiva, el sufrimiento de Jesús.

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