Diálogo de corazón a corazón

Llamada urgente al diálogo entre países en conflicto y a toda la comunidad internacional para que respondan con el diálogo y cuenten con el esfuerzo de entendimiento mutuo entre confesiones cristianas y con las otras religiones

Me ha alegrado mucho leer la declaración conjunta del papa Francisco y del patriarca Cirilo de Moscú y toda Rusia, con motivo de su encuentro en Cuba. Un fraternal encuentro de dos Iglesias cristianas separadas en el tiempo, pero ahora abiertas al diálogo y a la reconciliación. Todo un gesto de misericordia para archivar lo que divide y vivir la gozosa experiencia de la unidad, tal y como pide Jesús en su oración al Padre. De este modo, han manifestado la voluntad de reunir todos los esfuerzos necesarios para dar testimonio del Evangelio de Cristo y con la voluntad de responder conjuntamente a los desafíos del mundo de hoy.

Dicen que la conciencia cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permiten quedar indiferentes. El drama de Oriente Próximo y de África del Norte, en Siria, en Irak y en tantos otros países, necesita una urgente respuesta que ponga fin a los conflictos internos y al terrorismo, mediante acciones conjuntas y sincronizadas, responsables y prudentes, hasta llegar a dar testimonio común de la dignidad moral y de la auténtica libertad humana, fuente de regeneración global de la sociedad.

Por eso, hacen una llamada urgente al diálogo entre países en conflicto y a toda la comunidad internacional para que respondan con el diálogo y cuenten con el esfuerzo de entendimiento mutuo entre confesiones cristianas y con las otras religiones. Reconocen que los ortodoxos y los católicos trabajan a menudo codo con codo, defienden la base espiritual común de la sociedad humana y lo hacen dando testimonio de los valores evangélicos. Entra plenamente aquí el esfuerzo conjunto de ayuda humanitaria, de actividades caritativas y sociales, como también, entre muchos otros aspectos, la lucha contra el hecho de eliminar con el aborto la vida de los niños no nacidos y con la eutanasia, la de los ancianos.

Se espera de parte de todos un fuerte testimonio cristiano en todos los ámbitos de la vida personal y social. La Iglesia de Cristo no puede callar ni dejar de actuar. Nos va en ello nuestra credibilidad y el futuro de la humanidad.

 

Sebastià Taltavull Anglada

Obispo auxiliar de Barcelona

 

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