«Debemos acostumbrarnos a ser normales»

Son muchas las imágenes gráficas sorprendentes, emotivas y conmovedoras que nos ha dejado la JMJ de Río de Janeiro. Una de las primeras fue la instantánea del Papa Francisco subiendo las escalinatas del avión llevando consigo mismo un destartalado maletín negro, y luego saludando afablemente a las azafatas que lo esperaban. Un gesto no visto [...]

Son muchas las imágenes gráficas sorprendentes, emotivas y conmovedoras que nos ha dejado la JMJ de Río de Janeiro. Una de las primeras fue la instantánea del Papa Francisco subiendo las escalinatas del avión llevando consigo mismo un destartalado maletín negro, y luego saludando afablemente a las azafatas que lo esperaban. Un gesto no visto y poco habitual en nuestros ojos que están siempre acostumbrados a ver el lado de las personas que tienen un cargo público e importante multitud de ayudantes que les hacen todo, les llevan todo, les arreglan todo.

Desde el inicio de su pontificado el Papa Francisco ya ha roto moldes, también, en esta dinámica. Fácil es recordar aquella primera imagen del nuevo elegido Papa volviendo a la residencia Santa Marta en el mismo autobús que sus hermanos cardenales, o al día siguiente yendo a pagar, personalmente, la pensión de la residencia sacerdotal donde se había hospedado antes del cónclave.

El Papa Francisco fue preguntado por una periodista -en la rueda de prensa en el avión que lo retornaba de la JMJ en Roma- sobre esta imagen del maletín. Imagen que por cierto se ha podido ver de nuevo al bajar del avión en la ciudad eterna. La respuesta del obispo de Roma es de esas que te hacen pensar en la cotidianidad de nuestras vidas, y en los pequeños gestos escondidos o rutinarios que todos hacemos cada día sin darnos cuenta de ello.

«Santo Padre – inquirió la periodista – quizás mi pregunta es un poco indiscreta. Ha dado la vuelta al mundo la fotografía de cuando salíamos con usted, que sube las escalerillas del avión llevando una maletín negro. Ha habido artículos en todo el mundo comentando esta novedad. Ha habido hipótesis de qué es lo que contenía la cartera. ¿Por qué la ha llevado usted y no un colaborador? ¿Nos puede decir que había dentro?»

La respuesta del Papa, no por clara deja de ser de ontología: «No había la clave de la bomba atómica -bromeando del famoso maletín nuclear de la guerra fría-. La llevaba porque siempre lo he hecho. Cuando viajo la llevo. Dentro están los utensilios de afeitar, el breviario, la agenda, un libro para leer: ahora llevo uno de Santa Teresita, de la que soy devoto. Siempre llevo el maletín cuando viajo, es normal. Debemos ser normales».

Y sorprendido vivamente por la pregunta ha concluido: «Es un poco extraño esto que me dices que ha dado la vuelta al mundo esta foto. Debemos acostumbrarnos a ser normales», y como si no estuviera diciendo nada del otro mundo, ha remachado» La normalidad de la vida… «.

Gestos, sencillez, humildad, cotidianidad, normalidad. Devoto de Santa Teresita y diciéndose Francisco recordando el «pobrecito de Dios», San Francisco de Asís, ¿podíamos esperar otra cosa?. Que nuestras vidas sean normales, como la del Papa. La normalidad de la vida.

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