De Ramos a Pascua
Estos días santos son para que tomemos conciencia y lo encajemos a la luz de lo que vivió y sufrió Jesús

La Semana Santa nos remite a contemplar con los ojos de Dios, que siempre es mirada de amor, la violencia y el odio que se carga sobre la persona de Jesús, escena que hoy se repite en muchos de sus seguidores y que presenciamos con mucho dolor. Una persecución que tiene muchas caras e intensidades, desde la violencia física hasta el desprecio, la indiferencia, la marginación, la crítica negativa, el rechazo personal e incluso, en ciertos lugares, institucional.
Los crucificados de hoy, también entre nosotros, son muchos. La razón es el mero hecho de ser cristiano. Estos días santos son para que tomemos conciencia y lo encajemos a la luz de lo que vivió y sufrió Jesús. Sin embargo, debemos vivirlo y celebrarlo con una dimensión muy nueva, la que nos da la luz de la Resurrección. Jesús, con su muerte y su resurrección, ha vencido a la propia muerte, al pecado y a todo mal. Desde aquí, todo tiene sentido y nosotros estamos incorporados a esta corriente de Vida.
Las celebraciones litúrgicas de Ramos a Pascua son de tal intensidad y contenido que para explicarlo deben vivirse. La Iglesia, como sacramento de Jesucristo que es, nos comunica su variada fuerza espiritual, alimento para la vida cristiana. Impresionante el Domingo de Ramos por la centralidad de la Cruz como triunfo. De gran significado diocesano y sacerdotal la Misa Crismal o de bendición de los santos Óleos. El lavatorio de los pies el Jueves Santo y laEucaristía, el momento de más intimidad porque es la despedida de Jesús dejándonos como testamento el nuevo mandamiento del amor. El Viernes Santo, contemplando el misterio de la Cruz. Y, como culminación, la solemne Vigilia pascual y el día de Pascua, el día grande del año.
El papa Francisco dice que toda experiencia auténtica de verdad y belleza busca por sí misma su expansión y que el bien siempre tiende a volver a brotar y difundirse. Esta semana y siempre podemos vivirlo así si nos dejamos atraer por Cristo que desde la Cruz nos da la máxima prueba de amor y nos envía a ser valientes testigos.
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona
Administrador apostólico de Mallorca