¿De dónde viene el Árbol de Navidad?

San Bonifacio derribó el árbol pagano que representaba al dios Odín, y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, que representaban las tentaciones y a Cristo. Los antiguos germanos creían que la Tierra y los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas [...]

San Bonifacio derribó el árbol pagano que representaba al dios Odín, y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, que representaban las tentaciones y a Cristo.

Los antiguos germanos creían que la Tierra y los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un árbol gigantesco llamado el “divino Idrasil” o “dios Odín”. En cada solsticio de invierno, cuando suponían que se renovaba la vida, le rendían un culto especial. La celebración de ese día consistía en adornar un árbol de encino con antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol. En torno a este árbol, bailaban y cantaban adorando a su dios.

San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra

Cuentan que San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, derribó el árbol que representaba al dios Odín, y en el mismo lugar plantó un pino, símbolo del amor perenne de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las velas representaban a Cristo, la luz del mundo y la gracia que reciben los hombres que aceptan a Jesús como Salvador. Esta costumbre se difundió por toda Europa en la Edad Media y con las conquistas y migraciones, llegó a América.

La tradición en nuestros días

Poco a poco, la tradición fue evolucionando: se cambiaron las manzanas por esferas y las velas por focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo. Las esferas y sus colores, actualmente simbolizan las oraciones que hacemos durante el periodo de Adviento: las azules simbolizan oraciones de arrepentimiento; las plateadas son de agradecimiento; las doradas, de alabanza; y las rojas, de petición. Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino que representa la fe que debe guiar nuestras vidas. También se suele adornar con diversas figuras. Estas representan las buenas acciones y sacrificios, los “regalos” que le daremos a Jesús en la Navidad.

Una catequesis para los niños

Para aprovechar la tradición, se puede adornar el árbol de Navidad a lo largo de todo el Adviento, explicando a los niños cada simbolismo. Los niños elaboran sus propias esferas con una oración o un propósito en cada una. Conforme pasan los días, las van colgando en el árbol de Navidad hasta Nochebuena.

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