Cuando la canción se hace oración
Jóvenes católicos, de la iglesia Hillsong y de diversas confesiones se encuentran en una oración ecuménica para la unidad de los cristianos

Este jueves 21 de enero, a las 20.30 de la noche, se citaron los jóvenes católicos de la Delegación de Juventud, junto con cristianos de diferentes confesiones, para hacer una oración ecuménica. Fue un encuentro con motivo de la Semana de Unidad para los Cristianos, que atrajo hombres y mujeres de las diferentes confesiones cristianas, que pasaron una velada en comunión, al ritmo de varios cantos interpretados principalmente grupo Hillsong de los Evangelistas.
Història de amor
«Para sentirnos uno, para orar todos juntos por nuestra unidad y ser la iglesia que Jesús soñar». Este era el propósito con el que se inició la oración, donde el hilo conductor lo marcaba la letra de las canciones, todas ellas alrededor del amor de Dios para todos. Entre canción y canción, había algún testigo o una reflexión encabezada por los jóvenes o los representantes de las confesiones. Entre estos, tomó la palabra el German, un joven pastor de la Iglesia Hillsong que animó a descubrir la mejor historia de amor, la que explica el Evangelio, que pide «una Iglesia Unida que ama Dios».
A continuación, el Pastor desafió a los jóvenes a moverse dentro de la iglesia y conocer al otro, para orar juntos a Dios, y así, fomentar el vínculo entre ellos.
Para que el mundo crea
También intervino el Obispo Auxiliar Mons. Sebastià Taltavull, en representación de los católicos, para pedir, como pedía Jesús, que «la Iglesia sea una». «Tenemos que estar unidos para que el mundo crea, nuestra unidad debe ser un reflejo de Dios, que es amor», dijo.
Además, aseguró que para dar ejemplo a la sociedad como cristianos, hay que actuar a semejanza de Dios y, no desde la misma mirada, sino desde la de Él, según el Evangelio. «Una mirada de misericordia» -dijo el obispo Sebastián- explicando, como en esta palabra se encuentran las palabras «miseria» y «corazón»; «El corazón, que es capaz de mirar con los ojos de Dios, los ojos del amor, incluso, allí donde está el más miserable».
El Credo de los Apóstoles y el Padre Nuestro entonado entre todos cerró la oración, tras la cual muchos se unieron en un pequeño comida en el claustro del templo.