Creyentes y no creyentes en diálogo en Pedralbes
[Catalunya Cristiana] En el marco idílico del monasterio barcelonés de Santa María de Pedralbes, en un atardecer encantador, el teólogo Armand Puig y el filósofo Rafael Argullol han dialogado sobre la fe y sobre los diversos posicionamientos vitales ante el hecho de creer o no creer. El cara a cara entre Puig y Argullol enmarca [...]

En el marco idílico del monasterio barcelonés de Santa María de Pedralbes, en un atardecer encantador, el teólogo Armand Puig y el filósofo Rafael Argullol han dialogado sobre la fe y sobre los diversos posicionamientos vitales ante el hecho de creer o no creer. El cara a cara entre Puig y Argullol enmarca dentro de una nueva edición del ciclo Diálogos de Pedralbes. Con el lema El diálogo entre creyentes y no creyentes: horizontes de encuentro los dos invitados han explorado las fronteras no siempre suficientemente nítidas entre la creencia y la increencia.
Moderados por Francesc Torralba, catedrático de la URL y director del ciclo de Diálogos, los dos ponentes han reflexionado sobre lo que significa hoy creer y no creer. En este sentido, Argullol, después de esbozar brevemente su itinerario vital, señaló que difícilmente se puede no creer en nada. Y más aún si hay una dedicación a la creación artística.»Es imposible avanzar en el terreno de la creación arrística sin fe», ha llegado a decir el invitado que, en teoría, defendía la no creencia.
Sin embargo, el filósofo ha querido dejar muy claro que no se identifica con ningún credo concreto y que la suya es una fe en «los dioses transitorios». «Soy un náufrago de la fe -ha manifestado finalmente-. El único territorio en el que me siento seguro es el de la belleza.»
En una intervención mucho más sistemática y elaborada, pero quizás menos vital, el teólogo Armand Puig ha explicado brevemente los rasgos básicos del acto de fe. Y lo ha hecho a partir de cuatro verbos: oír, allanarse, salir y transformar. «Creer no es una devoción -aclaró-, sino un posicionamiento activo ante la realidad de la persona y del mundo.» Por ello, para Armand Puig, «el gran enemigo hoy de la persona humana no es la creencia o la no creencia, sino la superficialidad».
El decano de la Facultad de Teología de Cataluña ha terminado subrayando la importancia de la pasión en todo acto de fe, incluso de cierto romanticismo, ámbito de estudio en el que es experto Rafael Argullol. «Es difícil encontrar en la historia una figura más romántica que la de Cristo», ha concluido el filósofo que cree en «dioses transitorios».