Conferencia del Cardenal a les Jornades de Comunicacions Socials de la CCEE
Conferencia del Sr. Cardenal Arzobispo de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach, en el Encuentro de la Comisión para las Comunicaciones Sociales de la CCEE, Barcelona 8 de noviembre de 2013. Bienvenidos a esta Iglesia metropolitana de Barcelona y al encuentro de obispos responsables de las Conferencias Episcopales de Europa que lleva por título “Evangelizar el [...]

Conferencia del Sr. Cardenal Arzobispo de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach, en el Encuentro de la Comisión para las Comunicaciones Sociales de la CCEE, Barcelona 8 de noviembre de 2013.
Bienvenidos a esta Iglesia metropolitana de Barcelona y al encuentro de obispos responsables de las Conferencias Episcopales de Europa que lleva por título “Evangelizar el alma de Europa. La contribución de las Comunicaciones sociales”. Deseo agradecerles muy cordialmente que hayan escogido Barcelona para celebrar este encuentro. He estado tres días en Roma trabajando con el Cardenal Erdö, Presidente de la CCEE, en la plenaria del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica y les transmito sus saludos.
Este año se celebra el 50 aniversario de la aprobación, el 4 de diciembre de 1963, del documento “Inter mirifica” del Concilio Vaticano II, dedicado a los medios de comunicación social. Sean estas Jornadas que celebramos, también un homenaje a este documento conciliar. Y en el inicio del capítulo 1º se dice que “la Iglesia católica para llevar la salvación a todos los hombres y, en consecuencia, urgida por la necesidad de evangelizar, considera que forma parte de su misión predicar el mensaje de salvación, con la ayuda, también, de los medios de comunicación social” (N.3).
El Papa emérito Benedicto XVI estableció en el mensaje para la jornada mundial de las comunicaciones sociales de 2013 que “La cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de verdad y de valores, ya que existe una nueva realidad”.
Pero para una comunicación eficaz es importante tener en cuenta una estructura adecuada del lenguaje, en su más amplia extensión. Esto significa poner una especial atención en el lenguaje verbal, en la estructura educativa, en el tratamiento de la imagen como lenguaje moderno, en la adecuada utilización de los símbolos, la música y la comunicación sonora. Todo ello en una armonía que ayude a una mejor comprensión de los mensajes que transmiten y que, a su vez, estimulen de una manera holística la sensibilidad de las personas a las que se dirigen, tanto en su forma imaginativa, como sensorial, afectiva y relacional.
Sólo mediante una adecuada combinación de forma, fondo y estilo aplicada a los medios de comunicación disponibles se obtendrá una presencia en el ámbito de lo digital de una manera efectiva y convincente. ¿Cómo, entonces, plantearnos un lenguaje adecuado para una comunicación propia de la Iglesia? ¿De qué manera deberemos estructurar la narrativa dentro de nuestras comunidades eclesiales presenciales o virtuales? ¿Cómo hacer que aquellos que viven alejados de la fe, los no creyentes, los que desean volver a creer, los jóvenes que sientan curiosidad por lo religioso, o aquellos que se preguntan por lo esencial, puedan ser adecuadamente interpelados? ¿Cómo conectar con nuestra juventud de manera que podamos transmitir toda la riqueza interpelativa del Evangelio?
En primer lugar, creo que hay que efectuar -para cada uno de los tramos de las diferentes audiencias con las que nos encontramos en las diócesis- un esfuerzo por adecuar las formas de lenguaje y narrativas de manera que creen interés, emoción, aumenten la curiosidad y mantengan la fidelidad al medio comunicativo y, por tanto, al medio eclesial. Creo que hay que afrontar muy seriamente los aspectos sociológicos que formarían una de las primeras coordenadas de aproximación para entender y adecuar el mensaje. No es lo mismo aproximarnos a segmentos jóvenes de preadolescentes o adolescentes que a grupos de edad hasta los 35 años o personas maduras o ancianas. Cada uno de estos segmentos sociales requiere formas de aproximación diversas ya que la propia comprensión varía a lo largo de las distintas edades y ha variado por la desigual utilización de las redes sociales y de Internet.
Generalmente, hemos pasado rápido de unas generaciones acostumbradas a la narrativa sobre textos (narraciones, ensayos, novelas) a generaciones más acostumbradas a un lenguaje visual, más próximo, al denominado ‘homo videns’. Hemos pasado, por tanto, del discurso, la clase magistral, el artículo, como medios de comunicación y de transferencia de conocimiento a un “sistema” donde el lenguaje es múltiple y las formas de comunicación más sofisticadas, inmediatas y, a su vez, más perecederas, pero que han creado espacios de comprensión para una mejor captación del mensaje corto, del eslogan, de la frase inteligente a la palabra más anodina.
Nos enfrentamos también a nuevos sistemas de comunicación interactivos, de forma que todos los que participan en ellos desean expresar sus puntos de vista y sus opiniones. En términos eclesiales, hemos pasado del púlpito al foro abierto, de la información unidireccional a la transversalidad, del mensaje reducido a un espacio geográfico –como la diócesis-, al espacio amplio que ocupa el foro digital, es decir, a un espacio abierto al mundo.
Tal y como constataba el Papa Benedicto XVI en el mensaje para la jornada mundial de las comunicaciones sociales del 2013: “el desarrollo de las redes sociales digitales están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad”. Constatamos que hemos pasado del mensaje unidireccional al pluridireccional: muchos opinan y muchas opiniones generan posiciones mayoritarias, -no necesariamente correctas o bien informadas,- pero movilizan a los individuos en tiempos muy cortos produciendo un fenómeno, algunas veces, de tsunami informativo que todo lo impregna.
Paradójicamente, el individualismo de los usuarios del sistema requiere aproximaciones muy personalizadaspero, es cierto, que este mismo sistema genera comunidades y adhesiones allí donde no las esperamos.
Visto que el mensaje desde cualquier diócesis trasciende fronteras, culturas y pueblos, y que toda la información está a la vista de “todos”, el lenguaje propio de cada comunidad se convierte así en la necesidad de ser utilizado por otras lenguas. La narración bajo el prisma de una cultura única que lo genera se extiende a un lenguaje captado tanto en distintas lenguas como en formas narrativas más comunes por todas las culturas. Representa ello un reto para entender que cualquier noticia generada en cualquier diócesis cualquier mensaje positivo establecido en cualquier rincón del planeta, al ser expuesto en las redes se abre como mensaje global y, por tanto, atrae adhesiones o rechazos, generando en las propias diócesis una situación nueva para gestionar adecuadamente flujos de información que tantas veces resultan imprevisibles.
Hay que pensar también que el Social Media abre nuevas oportunidades de comunicación que nos permiten entrar en una nueva perspectiva. No sólo conocemos a la gente, sino que somos conocidos y nos conocen en esa dinámica de exceder los propios límites diocesanos.
Este nuevo estilo comunicativo que nos abre el mundo digital y que nos parece que sólo alimenta comunidades virtuales cuya relación es exclusivamente a través de la red, si lo miramos de cerca, nos facilita la capacidad para una relación personal y la posibilidad de integración en comunidades reales, ampliando el ámbito relacional y comunicativo.
Resulta fascinante comprobar cómo emergen nuevas oportunidades para el acceso a dichas comunidades virtuales que no se pueden ver, pero que generan auténticas comunidades reales que permiten abrir espacios de diálogo sobre todos aquellos temas que nos incumben como Iglesia: la fe, la vida eclesial, el mensaje, la oración, la liturgia… Y a la vez ayudan a las personas que, no pudiendo acceder a comunidades reales, se encuentran más cómodas en la red buscando e interrogándose sobre sus propias necesidades y creencias. Tal y como menciona el Papa Benedicto XVI en el mensaje de la jornada de las comunicaciones sociales en 2013, “Las redes se convierten así, cada vez más, en parte del tejido de la sociedad, en cuanto que unen a las personas en virtud de estas necesidades fundamentales”.
Creo que hace falta hoy tener conciencia de esta realidad para trabajar efectivamente el espacio de comunidades virtuales con “agentes pastorales reales”, ayudando así a que éstas puedan ser llevadas a comunidades presenciales. Así, hay que dedicar recursos personales, energía y tiempo para dar calidad a todo este mundo interactivo y para poder desarrollar estos grupos individuales que comparten intereses en la web y hacer que puedan sentirse verdaderas comunidades reales, participantes a su vez de una forma viva del mensaje evangélico, e integrarlas con decisión a la pastoral diocesana.
Este tipo de comunidad emergente genera verdaderos flujos informativos y de colaboración entre los individuos que se sienten identificados por intereses comunes. Ello permite que fluyan interesantes colaboraciones e interacciones puntuales durante ciertos espacios de tiempo, entre aquellos que se sienten identificados en sus ideas, en sus opiniones, en sus búsquedas…
Debemos encontrar la trayectoria más adecuada para facilitar que estos tiempos de interés común se conviertan en una forma eficaz de evangelización. Hay que dar, por tanto, pasos decisivos para que la interacción en las redes sociales pueda generar vivencias más próximas, teniendo en cuenta que una de las características singulares de la comunicación en Internet es que, a pesar de la individualidad que genera, consiste en que tiende más a la interacción personal, conectando a las personas y generando relaciones que pueden acabar siendo auténticas comunidades de relación.
Pero a su vez también se producen relaciones importantes desde la comunidad real al mundo del Social Media. Es notorio observar que cada vez que las personas se relacionan cara a cara facilitan su correo electrónico o su teléfono y, cuando se desea encontrar a otra persona para establecer otro tipo de relación, Facebook y Twitter extienden la comunicación presencial estableciendo una más amplia relación a través de las redes. También en esta situación, creo que debemos utilizar las nuevas oportunidades para extender las relaciones de nuestras comunidades locales con formas más modernas y eficaces para mejorar la relación. Es, por ejemplo, hacer posible “la extensión del domingo” a un encuentro más permanente semanal. Es, también, hacer más posible que la catequesis, los encuentros de familia, y las tantas actividades “puntuales” de nuestras diócesis, sean actividades con continuidad durante la semana, ofreciendo nuevas oportunidades de encuentro y cooperación comunitaria.
Por tanto, en este contexto de comunidades abiertas y comunidades presenciales extendidas dejo tres planteamientos que nos debemos formular. ¿Qué retos puntuales hay que afrontar si aceptamos que existe un principio de la comunidad virtual? ¿Es también una comunidad real, unida y cohesionada por intereses comunes y formas de comunicación comunes? ¿Cómo debemos, entonces, actuar?
Plan pastoral y medios de comunicación
En el Plan pastoral de la Archidiócesis de Barcelona establecido en el año 2011 y vigente hasta 2015, se valora la necesidad de utilizar nuevos espacios tecnológicos dentro de los medios de comunicación de la diócesis, a fin de que la información religiosa diocesana sea recogida en los mismos y vehiculada para poder llegar a nuevos segmentos de población más familiarizados con las nuevas tecnologías.
En distintos informes sociológicos efectuados en nuestra diócesis se nos revela el alto porcentaje de personas adultas y jóvenes del mundo católico que utilizan asiduamente el acceso a Internet, las redes sociales como Facebook y Twitter, como medio de comunicación o de transmisión de la información. Es un hecho de que entre las poblaciones más jóvenes se busca en las redes de comunicación crear comunidades de amistad como modo de autoafirmación y de que entre los segmentos de mayor edad se da una utilización cada vez más frecuente como sistema de información y de diálogo entre personas de una misma esfera o como vínculo de conexión a otras culturas, a otras sociedades o a otros tipos de personas.
La Iglesia diocesana de Barcelona, consciente de las ventajas que representaban estas nuevas formas de comunicación, entendió desde el primer momento que debía ser un actor activo en la utilización de estos medios para poder presentar la Buena Nueva del Evangelio, las actividades propias de las diócesis, la creación de una comunidad que pudiese discernir entre las muchas informaciones recibidas de otros medios la información adecuada del mensaje de la Iglesia y del anuncio de Cristo en forma viva y actual. La diócesis de Barcelona viene aprovechando, desde el año 2006, estas nuevas tecnologías articulando con ellas un espacio para poder presentar la fe y la vida diocesana como respuesta tanto al interés personal como al interés colectivo, haciendo de este espacio no sólo un espacio de información, sino aprovechando su articulación como espacio de intermediación y de respuesta a la búsqueda que cada uno de nuestros feligreses desea hallar en respuesta a su fe, a su vida comunitaria y a su relación con los pastores diocesanos.
La archidiócesis se ha sentido interpelada durante este periodo de tiempo a hacer que Dios esté presente en los medios de comunicación avanzados, propiciando el salto desde la comunidad virtual a la comunidad real.
En mi Carta Pastoral “Vivir la fe y edificar la comunidad cristiana”, de 24 de septiembre de 2013, con relación al primer objetivo de nuestro Plan Pastoral diocesano, “dar a conocer a Jesucristo a quienes no le conocen”, hablo en un apartado de la carta de “las redes sociales para anunciar a Jesucristo”, afirmando que “la Delegación diocesana de Medios de Comunicación Social trabaja muy activamente para aprovechar las redes sociales digitales con el fin de anunciar a Jesucristo, hacer presente a la Iglesia y ofrecer la acogida de las comunidades e instituciones eclesiales a los que se interesen por sus contenidos”.
Líneas de actuación en el año 2012/2013 que marcaran la tendencia futura de la comunicación diocesana de Barcelona.
Aportación a la pastoral en Internet:
- Promovemos una información adaptada a los usuarios, ajustando al medio y al lenguaje propio de internet noticias, informaciones, catequesis, textos institucionales, etc.
- Ofrecemos una buena información originada en la propia diócesis sin intermediación de otros medios de comunicación de forma que se presente objetivamente aquello que se realiza en la propia diócesis.
- Promovemos un posicionamiento institucional claro, frente a otras opciones informativas.
- Desde el punto de vista de la comunidad, el sistema informativo de la diócesis promueve una transversalidad de la información y de la comunicación al usar de forma convergente la información en la web, en el Facebook, en el Twitter, en los documentos impresos, creando una interrelación comunitaria.
- Con relación al tratamiento de la noticia, mediante el cuidado uso de imágenes y fotografías, se intenta presentar particularmente “la Buena Noticia” con un tono positivo y de optimismo.
- Desde el punto de vista de apoyo a la espiritualidad, ofrecemos la liturgia de las horas, materiales de lectura de los Evangelios, la posibilidad de seguir celebraciones litúrgicas a través de nuestra propia red mediante la transmisión online, de la que se hace especial uso en transmisiones en streaming desde la Catedral, la Sagrada Familia y algunos otros centros.
- Adaptar las formas de interacción utilizando a fondo las posibilidades de las modernas tecnologías y de las redes sociales, lo que nos permite usar una nueva forma de vehicular la difusión del kerigma.
- Dar importancia al cambio del multimedia a la utilización del transmedia a fin de que la información difundida a través de múltiples canales pueda incorporar de una forma harmónica la interacción y la colaboración con los feligreses.
- Aumentar la interrelación entre medios de comunicación digital y medios de comunicación impresos, efectuado a través de la transversalidad de tecnologías.
Nuestra Delegación diocesana de Medios de Comunicación está en el proceso final de remodelar su página web, activa desde 2010, para adaptar el contenido periodístico a las exigencias, así como para potenciar la imagen de la modernidad de la diócesis.
El objetivo de la creación de esta página web es adaptarse a una interface más moderna e intuitiva, que contemple los requerimientos de los usuarios de hoy. Se ha puesto énfasis, sobre todo, en la importancia de la imagen para atraer la atención del internauta. Aún así, la página web también estará diseñada para inserir vídeos, piezas informativas audiovisuales, galerías de imágenes y nuevos géneros periodísticos propios del mundo digital.
Con todo ello, se pretende que el público objetivo de la web sea un público más amplio, comprendiendo desde los jóvenes de la diócesis hasta aquellos que buscan actividades culturales, los que quieren prepararse para celebrar los sacramentos, o incluso aquellos que quieran volver a creer.
También con el objetivo de promover esta nueva estrategia comunicativa en el ámbito parroquial se ha desarrollado una plataforma para la creación de páginas web dinámicas que también ofrece un gestor de comunicación. Esta plataforma está pensada para que cualquier persona autorizada, incluso sin conocimientos informáticos, la pueda actualizar. Para facilitar una actualización rápida se ha creado un editor que permite hacerlo desde la misma página web en cuestión de segundos. Esta herramienta permite escoger entre cinco diseños diferentes, así como también permite la conexión entre servicios de agenda de “Google Calendar”, hecho que ha de facilitar una agenda diocesana con toda la amplitud real de lo que se hace en nuestra diócesis. Se ha desarrollado también un programa web especialmente diseñado para poder informar -vía correo electrónico, sms y presencia en las redes sociales- de toda la actividad de la Iglesia y de sus grupos.
Desde esta aportación deseo abrir espacios de reflexión para estas jornadas, con el deseo de que desde Barcelona podamos afrontar nuevas actuaciones para contribuir al espacio europeo, al cual pertenecemos y nos pertenece. Deseo que pasen aquí unos días muy agradables y que el trabajo que realizarán sea muy fructífero.