Cardenal Martínez Sistach: «Todo cristiano debe ser misionero, sino no hemos entendido nada»

Como cada verano, misioneros de las diócesis de Barcelona, Sant Feliu y Terrassa, se reunieron para celebrar la 11ª eucaristía misionera

Como cada verano, misioneros de las diócesis de Barcelona, ​​Sant Feliu y Terrassa, se reunieron aprovechando las vacaciones, revisiones médicas o que simplemente ya están establecidos en Cataluña, para celebrar la undécima eucaristía misionera. El punto de encuentro, cada año diferente, fue el Palacio Episcopal. Fueron unos momentos de fraternidad que sirvieron para compartir experiencias y un os momentos todos juntos.

El Cardenal Sistach presidió una misa misionera para un sector de la Iglesia que representa a la perfección los valores y la esencia de esta. «Todo cristiano y cristiana debe ser misionero y evangelizador. La iglesia es eso, y sino no entendemos nada. Hemos pedido a Nuestro Señor que nos ayude a ejercer esta vocación. Tal como dice el papa Francisco, hay que salir de la Iglesia para ir allí donde está la gente», remarcó el Arzobispo de Barcelona.

La alegría del encuentro

El encuentro fue especial, ya que debido a los kilómetros que los separan, muchos misioneros no tienen contacto entre ellos, y esta es una buena oportunidad para compartir vivencias.

Los misioneros son una parte viva de la Iglesia. Y precisamente porque están dispersados ​​por todo el mundo, a veces ni se conocen entre ellos. Esta es una gran oportunidad para reunirse todos juntos y conocer qué es lo que estamos haciendo, en qué país hemos estado y todas las experiencias vividas», apunta el director de la revista Mundo Negro y misionero comboniano Jaime Calvera, que estuvo durante 15 años de misión en Sudáfrica.

Por otra parte, la Hna. Roser Morera destacó la alegría que supone reunirse en una misa de estas características. «Es un acto muy bonito para los misioneros que estamos por todo el mundo. Encontrarnos aquí, si nos podemos reunir una vez de vez en cuando, da mucho sentido de Iglesia».

Y es que la misión no sólo se vive de manera individual, también hay familias que transmiten el evangelio lejos de nuestra tierra. Como es el caso de la familia Ferrer López Palacios, que lleva 14 años en Haití. «Fuimos allí con Sofía y Paz, cuando sólo tenían 3 y 5 años. Fuimos enviados por el Papa Juan Pablo II y desde entonces vivimos en Haití dando el testimonio de una familia cristiana, que es muy fácil de decir, pero no tan fácil de aplicar «, recordó Agustín Ferrer.

La madre de la familia, Paloma López-Palacios, destacó que sin la ayuda del Señor, nada hubiera sido posible. «Miramos atrás y pensamos: no sé cómo lo hemos hecho. Si no somos fuertes, no somos valientes. Y hemos pasado el terremoto, el golpe de Estado y circunstancias adversas. Por lo tanto, quien nos ha sostenido? Pues, clarísimamente el Espíritu Santo».

11 años en el Palau

Se vivió un ambiente de fraternidad y alegría, en este caso doble, ya que el Cardenal Lluís Martínez Sistach cumplió, justo el mismo día de la eucaristía, el 11º aniversario de su entrada en el Arzobispado.

«Tenemos que dar las gracias a Dios Nuestro Señor por tantas cosas que hemos podido hacer con su ayuda y la colaboración de todos los diocesanos, que sin ellos no hubiera hecho nada. Entre todos hemos hecho bastantes cosas. Lo más importante y necesario que hemos hecho ha sido evangelizar. Hemos intentado hacerlo, y lo intentamos hacer ahora con más intensidad. Esto es algo que fundamentalmente depende de Dios. Os pido a todos que continúe ayudándome «, concluyó el Cardenal Arzobispo, Lluís Martínez Sistach.

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