Camino de la Cruz con el Papa
Los jóvenes reflexionan sobre la misericordia con el arzobispo Omella y, por la tarde, se reúnen con el pontífice

Ya de buena mañana, los peregrinos se trasladaban con el autocar a la parroquia de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, ¡con actitud y ganas de un nuevo día! La cita la tenían con el arzobispo Omella, que dio una catequesis a los jóvenes peregrinos de Cataluña, que justamente este día se juntaban con los peregrinos de Madrid.
Instrumentos de misericordia
Todos equipados con sus mochilas peregrinas escucharon las palabras de Omella sobre «cómo ser instrumentos de misericordia de Dios». El arzobispo, durante su intervención, insistió mucho en el trabajo en grupo y en la fraternidad como piezas fundamentales para el camino hacia la misericordia. Según dijo, es a través de «llenarnos de Cristo y de su fraternidad», con la que llegaremos a la misericordia, y también invitó a vivirla en grupo.
Igualó la santidad y la misericordia, y destacó como «el mundo de los hombres parece ser un campo de lucha», en el que es necesario que cada joven con esperanza encuentre la misericordia. Omella invitó a los jóvenes a preguntarse por sus miedos, a identificarlos y «ponerles rostro».
Después de una ronda de preguntas, se dio paso a la misa que presidió Omella, acompañado del obispo tortosino Enric Benavent. Ambos recibieron unos presentes de la feligresía de la parroquia con motivo de su visita. Por otra parte, el rector también obsequió al arzobispo con un bastón en forma de martillo como símbolo de las montañas del territorio.
Hacia el Vía Crucis
Con la barriga ya llena por la comida de los voluntarios, todos comenzaron a hacer camino hacia la siguiente actividad del programa, el Vía Crucis con el Papa Francisco. Una vez los autocares fueron cargados con mucha energía, el viaje comenzó. Un camino que incluía también tranvía y un largo camino. Una ruta dura pero muy animada. Gente bailando y haciendo cánticos para el Papa, y sobre todo, compartiendo esta alegría entre diferentes naciones, lenguas y culturas, pero iguales como hermanos.
Además, al tratarse del Año de la Misericordia, este Vía Crucis cobraba un valor especial. Como dijo el delegado de juventud de Barcelona, ​​Mn. Bruno Bérchez, con el Vía Crucis recordamos que «Jesús da una segunda oportunidad y, con este Vía Cruz, era la ocasión perfecta».
Poco a poco fueron llegando a su sector, algunos buscando un lugar estratégico por si veían llegar al Papa y otros preparándose con un rato de oración.
Cada una de las estaciones se relacionaba con problemas que hay en el mundo como la pobreza, el hambre, el sufrimiento. Problemas por los que pidieron todos los jóvenes, que tuvieron el privilegio de sumarse, aquella tarde, a una oración multitudinaria con el Papa.