Atracción, contagio y adhesión
La relación personal con Él comunica la alegría del Evangelio, es decir, la alegría del encuentro con Aquel que atrae por lo que es y por lo que comunica

Cuando hoy se habla de «conversos», lo aplicamos fácilmente a los que pasan de una religión a otra y no falta quien los identifica con actitudes marcadas por un cierto fanatismo. Es posible que una persona que se ve sacudida por emociones y experimenta un fuerte choque que incide en su personalidad se vea alterada en su conducta. Será necesario discernir su origen y prever sus consecuencias. En cualquier caso, siempre deberemos hacer lo posible por favorecer que los procesos de crecimiento sean normales y se orienten hacia el bien y se eviten alteraciones intermitentes de dudosos comportamientos.
Las «conversiones» que aparecen en el Evangelio, fruto de la atracción que provoca Jesús, son un fiable indicador para nuestro discernimiento. Empiezan por la admiración de su persona y siguen un proceso de conocimiento por el contagio que ocasiona la relación personal, que, en unos es libre e incondicional adhesión y, en otros, abandono o rechazo. Jesús no deja a nadie en la indiferencia. La relación personal con Él comunica la alegría del Evangelio, es decir, la alegría del encuentro con Aquel que atrae por lo que es y por lo que comunica.
Por eso, hablar de «conversión» en un cristiano será en referencia a un permanente estado de contacto con el Señor que hace posible el progresivo camino de madurez cristiana hasta llegar a lo que san Pablo denomina la «talla» de Cristo. Es girar el corazón hacia Él. Además, la verificación de su autenticidad pasa siempre por una verdadera relación con el otro, con los otros, objetivo que persigue todo planteamiento pastoral y toda acción evangelizadora y catequética.
Sería maravilloso que este fuera el camino normal de tantos que acuden a las celebraciones de nuestras comunidades con motivo del bautismo, de la confirmación, de las primeras eucaristías o, por el motivo que sea, participen en las exequias. ¿Qué estado de salud tiene nuestra conversión a Jesús y a su Evangelio para que por la atracción y el contagio con Él se llegue a la plena adhesión?
Sebastià Taltavull Anglada
Obispo auxiliar de Barcelona