Apostolado bíblico

Entrevista a Emília Garcia, presidenta de la Asociación de Amigos de M. Benedicta

María Benedicta Daiber nació en el seno de una familia alemana de tradición luterana. Su ateísmo le producía un gran vacío interior y los 18 años, después de una lucha interior, «abrazó la fe católica» y dedicó toda su vida a darla a conocer. Viajó por medio mundo con la Biblia bajo el brazo. En mayo de 1954 llegó a Barcelona, donde se estableció después de haber impartido cursos por toda la Península. En 1959 fundó la Obra de Cursillos Bíblicos Católicos. Emilia García, que convivió con ella durante 20 años, es la continuadora de su apostolado bíblico: preside la Asociación de Amigos de M. Benedicta.

¿Cómo empezó el apostolado de M. Benedicta?

Impartió cursos en parroquias de Barcelona y alrededores. El año 1970, con el P. Pablo Menor, SJ, que había conocido en Perú, fundó el Movimiento Pro Ecclesia Sancta, que la llevaba a visitar, cada verano, monasterios de contemplativas de España, con quien compartía su amor en la Iglesia. Eran una especie de ejercicios espirituales breves.

A raíz de su muerte continuaron su apostolado…

Las personas que la conocían estaban convencidas de su santidad. Era una gigante de la fe que no podía quedar oculta, su apostolado bíblico no podía perderse. En 1995 se fundó la Asociación, que promueve su causa de canonización y su apostolado.

¿Por qué la cautivó?

Soy testigo de la fuerza de la Palabra de Dios, que, como dice san Pablo, «es útil para enseñar, para convencer, para corregir, para educar en la justicia …, porque el hombre esté preparado para toda obra buena «(2 Tm 3,16-17), ya que el Evangelio es» fuerza de Dios para el que cree» (Rm 1,16-17).

Entrevista realizada por Òscar Bardají Martín para el Full Dominical del próximo domingo 14 de diciembre.

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