Àngels Valls: «En el tema laboral, la no acción no es una opción»

La responsable de formación y empleo de Cáritas diocesana de Barcelona anuncia que, desde diciembre de 2013, la entidad ha insertado a más de 350 personas en el mundo laboral

La inserción laboral de las personas vulnerables que sufren precariedad y exclusión social es todo un reto para Cáritas. La entidad denuncia que las políticas activas de empleo del gobierno necesitan una actualización basada en el acompañamiento personal e individualizado. Hay un vacío en el acento a la atención de las personas paradas de larga duración y, por ello, Cáritas ha buscado una solución: el servicio de empleo, un dispositivo de ayuda y motivación de los más vulnerables. «En un estudio interno de Cáritas nos dimos cuenta que 2 de cada 3 personas atendidas tienen una afectación mental, ya sea angustia, ansiedad, sufrimiento o duelo», expresa el Àngels Valls, responsable de formación, empleo e inserción sociolaboral de Cáritas diocesana de Barcelona.

Cómo se hace el acompañamiento?

Las probabilidades de que las personas levanten cabeza van muy relacionadas con el hecho de que la persona tenga un cambio de chip, de actitud, en el proceso de encontrar trabajo. Pero, para poder hacer este salto deben sentirse acompañados en todo el proceso. Cáritas pone a disposición de los participantes del programa un asesor y un gestor de empresa. El primero, acompaña al afectado desde el principio hasta el fin y genera un vínculo emocional y afectivo sólido, focalizado en la persona. El gestor, en cambio, es un comercial, el encargado de hacer las preselecciones. Valora las calificaciones de los participantes y hace de puente entre la empresa y el empleado.

Perfil del solicitante

El proyecto, que se inició a principios de diciembre, ya cuenta con más de 350 inserciones laborales. Este servicio está al alcance de todos los que son atendidos en Cáritas pero va dirigido, sobre todo, a personas con paro de larga duración, sin prestaciones sociales y con un núcleo familiar que esté formado por personas dependientes.

El perfil de los solicitantes son indistintamente hombres y mujeres, la mayoría con 40 años o más, «personas que ya han hecho todo un recorrido pero que no salen y que están poco esperanzados», añade Àngels Valls.

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