«Al servicio de nuestro pueblo»: Presentación del documento de los Obispos
[Gabinet d’Informació de l’Església a Catalunya] El miércoles 6 de abril, al mediodía, en el Aula Magna de la Facultad de Teología de Cataluña (FTC), en Barcelona, ha tenido lugar la presentación del nuevo documento de los obispos de Cataluña, Al servicio de nuestro pueblo, publicado con motivo de los 25 años de Raíces cristianas [...]
[Gabinet d’Informació de l’Església a Catalunya]
El miércoles 6 de abril, al mediodía, en el Aula Magna de la Facultad de Teología de Cataluña (FTC), en Barcelona, ha tenido lugar la presentación del nuevo documento de los obispos de Cataluña, Al servicio de nuestro pueblo, publicado con motivo de los 25 años de Raíces cristianas de Cataluña.
Han intervenido en el acto el Dr. Armand Puig, decano-presidente de la FTC, el Dr. Francesc Torralba, profesor de la FTC y de la Universidad Ramon Llull, Mons. Jaume Pujol, Arzobispo Metropolitano de Tarragona, Presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense y Vice-Gran Canciller de la FTC y el Sr. Cardenal Lluís Martínez Sistach, Arzobispo Metropolitano de Barcelona, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense y Gran Canciller de la Facultad de Teología de Cataluña.
El Dr. Armand Puig subrayó que la carta pastoral Al servicio de nuestro pueblo es un documento de gran relieve, escrito con motivo del 25 aniversario de Raíces cristianas de Cataluña y que es fruto de un acto magisterial de los doce obispos de Cataluña, es un texto consensuado y conjunto. La Iglesia es siempre y en todo madre, maestra y servidora.
Por su parte, el Dr. Francesc Torralba ha descrito las aportaciones esenciales del documento, un texto conmemorativo en el que se dibuja un horizonte de referencias, en el que se señalan las nuevas tendencias que se han ido consolidando este último cuarto de siglo. Remarcó que los obispos reconocen los valores positivos de las nuevas tendencias y reafirman la identidad colectiva del pueblo catalán, que tiene unos rasgos particulares, singulares y distintos, que hay que garantizar y conservar. Destacó que los obispos, en su documento, repasan todas las transformaciones que han tenido lugar en nuestra sociedad los últimos veinte y cinco años: la consolidación de la democracia participativa, el reconocimiento de una laicidad positiva, la constatación de la diversidad de valores, de estilos de vida y de creencias, el fenómeno poliédrico de la globalización, la reflexión sobre los nuevos flujos migratorios y sobre la grave crisis económica que estamos sufriendo, la importancia capital de la familia y de la educación y la atención al equilibrio ecológico amenazado. Y ha valorado muy especialmente el llamamiento de los obispos a vivir y practicar el Evangelio de la esperanza.
Mons. Jaume Pujol expuso que los obispos catalanes trabajan con ilusión, en continuidad con la labor de sus predecesores en la Conferencia Episcopal Tarraconense, fundada hace más de cuarenta años, y que ahora han querido conmemorar los 25 años de Raíces cristianas de Cataluña. Mons. Pujol ha dicho que en el nuevo clima cultural que quiere ignorar a Dios, la Iglesia debe recuperar las raíces que configuran nuestros valores y debe promover una nueva evangelización de la sociedad. Ha hecho un llamamiento a la esperanza y ha acabado citando el punto 22 del documento: «Somos conscientes de las carencias y los errores que, como miembros de la Iglesia, hayamos podido cometer en un pasado más o menos lejano, y humildemente pedimos perdón; pero al mismo tiempo también somos conscientes del papel insustituible que ha tenido la Iglesia y el cristianismo en la historia milenaria de Cataluña, y estamos convencidos de que los cristianos, guiados por la luz siempre actual de la Buena Nueva del Señor Resucitado, podemos seguir contribuyendo decisivamente en el presente y en el futuro.»
El Cardenal Lluís Martínez Sistach, en su intervención, ha comentado el triple anuncio que los obispos de Cataluña quisieron transmitir con el documento Raíces cristianas de Cataluña, y que los actuales obispos reafirman y actualizan: la afirmación y el reconocimiento de los elementos que identifican Cataluña, la constatación de la presencia fecunda de la fe cristiana y de la Iglesia a lo largo de toda la historia catalana y la formulación del compromiso de la Iglesia a seguir sirviendo a la sociedad catalana, reconociendo sus cambios profundos, sociales y culturales. La reciente visita del Papa y la dedicación de la basílica de la Sagrada Familia, concluyó el cardenal, subrayaron nuevamente la centralidad de Jesucristo en la vida de la Iglesia y del mundo y la necesidad de que el cristianismo siga siendo fermento de nuestra sociedad.
«AL SERVICIO DE NUESTRO PUEBLO»
Nuevo documento de los obispos de Catalunya
a los 25 años de «Arrels cristianes de Catalunya»
Al servicio de nuestro pueblo es el título del documento que los Obispos de Catalunya acaban de hacer público para conmemorar los 25 años de Raíces cristianas de Cataluña.
Este nuevo documento consta de una introducción, cinco capítulos (valoración de nuestra identidad colectiva, la contribución del cristianismo y de la Iglesia, el testimonio de Antoni Gaudí y “La Sagrada Familia”, la fe cristiana y algunos retos actuales y llamada a vivir y practicar el Evangelio de la esperanza) y una conclusión. Es publicado en la colección “Documents del Magisteri”, promovida por la Conferencia Episcopal Tarraconense, y editada por ed. Claret. Se puede encontrar también, en versión catalana y castellana, en la web www.tarraconense.cat. La revista Catalunya Cristiana lo publicará en el número 1.643.
En la conmemoración de los veinticinco años del documento del episcopado catalán Raíces cristianas de Cataluña, los obispos reafirman la validez y la actualidad de su mensaje y destacan el triple anuncio que se quiso transmitir: la afirmación y el reconocimiento de los elementos que identifican a Cataluña; la constatación de la fecunda presencia de la fe cristiana y de la Iglesia a lo largo de toda la historia catalana y la formulación del compromiso de la Iglesia a seguir sirviendo a la sociedad catalana, reconociendo los cambios profundos, sociales y culturales. Asimismo, proponen identificar aquellos cambios sustanciales que configuran una situación nueva y que exigen nuevas formas de evangelización.
En el primer capítulo, titulado “Valoración de nuestra identidad colectiva”, los obispos ratifican lo que propusieron sus hermanos en el ministerio episcopal ahora hace veinticinco años, manifiestan su profundo amor por el país y se ponen a su servicio porque sienten la urgencia de anunciarle la persona de Jesucristo y su Reino. Asimismo, reiteran la llamada a proyectar este amor social en los deberes cívicos hacia las instituciones y organismos de gobierno, así como el compromiso de impregnar de espíritu cristiano toda acción con proyección social. También reconocen la personalidad y los rasgos nacionales propios de Cataluña y defienden la legitimidad moral de todas las opciones políticas que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos y que busquen con paciencia la paz y la justicia.
En el segundo capítulo, “La contribución del cristianismo y de la Iglesia”, afirman que la fe cristiana no ha sido para nuestra historia, ni nunca podrá serlo, un puro sentimiento, ni tampoco una ideología o un mito, sino una verdadera fuerza transformadora de la persona humana, de la cultura y de la sociedad.
En el tercer capítulo, “El testimonio de Antoni Gaudí y “La Sagrada Família”, exponen cómo la reciente visita del Santo Padre a Barcelona para dedicar la basílica de la Sagrada Familia, ha permitido redescubrir un gran testimonio contemporáneo de la fecundidad de las raíces cristianas en nuestra sociedad catalana, Antoni Gaudí, un artista genial y un cristiano ejemplar. Los obispos recuerdan las palabras del Santo Padre Benedicto XVI en la homilía a la Sagrada Família y le agradecen que, explicando la simbología de la obra maestra de Gaudí, nos haya recordado de nuevo la centralidad de Jesucristo en la vida de la Iglesia y del mundo.
En el cuarto capítulo, “La fe cristiana y algunos retos actuales”, desean que la fe cristiana pueda continuar siendo para Cataluña una verdadera fuente de vida y reflexionan, a la luz del Evangelio, sobre algunos temas que condicionan y configuran la sociedad catalana en estos inicios de siglo XXI, como la consolidación de la democracia participativa, la laicidad positiva, la diversidad de valores, de estilos de vida y de creencias, el fenómeno poliédrico de la globalización, los flujos migratorios, la crisis económica tan grave que sufrimos, la familia y la educación y el equilibrio ecológico amenazado.
En el quinto capítulo, “Llamada a vivir y practicar el Evangelio de la esperanza”, afirman que los cristianos están llamados a vivir y proclamar el Evangelio de la esperanza, que en estos momentos de crisis económica, moral y política muy preocupantes, hay que anunciar la esperanza en todos los ámbitos de este mundo. Y hacen una llamada especial a los laicos y laicas cristianos que tienen el deber y el derecho de participar en la vida pública según los criterios éticos que dimanan de su fe y con el espíritu propio de la Iglesia.
Los obispos de Cataluña concluyen afirmando que sienten la urgencia de reavivar las raíces cristianas de Cataluña y de impulsar nuevas iniciativas evangelizadoras, con espíritu de servicio, para el bien del país, de su cultura, y sobre todo de todas las personas que viven aquí. Asimismo, proponen a todos los cristianos un renovado compromiso en la vivencia de la fe, en la adhesión amorosa a la Iglesia y en el anuncio constante de la Palabra de Jesucristo.
La presentación académica del documento se hará el miércoles 6 de abril, a las 12 h, en la Facultad de Teología de Cataluña (FTC), en Barcelona, con las intervenciones del Dr. Armand Puig, decano presidente de la FTC, el Dr. Francesc Torralba, profesor de la Universidad Ramon Llull, Mons. Jaume Pujol, Arzobispo de Tarragona, Presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense y Vice-Gran Canciller de la Facultad y el Sr. Cardenal-Arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, Vice-Presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense y Gran Canciller de la Facultad.