Adiós y gratitud a las hijas de la caridad de la residencia Sol Ponent
El acto de despedida ha estado presidido por el Obispo Taltavull quien ha agradecido en el parlamento los 40 años de servicio de las hermanas

Este 12 de octubre, coincidiendo con el 40º aniversario de la residencia Sol Poniente de OBA, se ha llevado a cabo el acto de despedida de las hermanas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, con motivo de la su marcha del centro por falta de hermanas que las puedan sustituir en las tareas que durante tantos años han llevado a cabo. La celebración ha sido presidía por el Obispo Sebastià Taltavull Anglada.
El acto, donde estaban presentes las siete hermanas de la comunidad actual, ha contado con la asistencia del Patronato de OBA presidido por el Sr. Xavier Ferrero, de la Hermana Visitadora Provincial Sor Eduarda Vergara, y el equipo directivo de la residencia. Al homenaje se ha juntado M. Enric Llorca, alcalde de San Andrés de la Barca, y otras hermanas que, a lo largo de los años, han sido vinculadas con la Institución. También, para muchos ex-trabajadores y trabajadores actuales, por familiares de los residentes y muchos amigos.
A finales de la celebración de la eucaristía se ha agradecido la labor realizada a lo largo de todos los años al Presidente de OBA y el actual director Mn. Claret. La Hermana visitadora y la Hermana Sierva han expresado su dolor por tomar la difícil decisión de tener que abandonar un servicio en favor de las personas de la tercera edad.
La labor realizada por las religiosas ha dado y dará sus frutos, ya que su espíritu continuará, como un compromiso de servicio, siguiendo el del fundador de OBA, el Beato Pere Tarrés, y la del impulsor de la Residencia, Mosén Prat , en favor de los abuelos más necesitados.
Durante el parlamento, el Obispo Sebastià Taltavull, lleno de alegría y gratitud pero a la vez de tristeza por la despedida, ha pronunciado: «Ha acogido a todos, en su necesidad, y ha ayudado a ponerse el traje de fiesta. Esto quiere decir que ha anunciado Jesús, que ha descubierto sus llagas y heridas, que los ha amorosides con su trabajo, su dedicación, su amor. A las religiosas os digo: lo sentimos que os vayáis. Ha estado aquí en el corazón de un Iglesia madre a lo largo de muchos años. Nos parte hay seguiréis cuidando los más jóvenes. Su compromiso a sido testimonial y hoy la tenemos que agradecer al Señor ya vosotros, hermanas queridas. Esta obra que comenzó con el beato Pere Tarrés profundamente preocupado por muchas personas pobres que padecían tuberculosis, ahora sigue. Sigue atentos a muchas formas de pobreza, la ancianidad, la enfermedad, la falta de recursos, la exclusión social, tanta deficiencia que necesita ser acogida, atendida, acompañada y, en palabras de Jesús, salvada. Es el trabajo, sin descanso, es nuestro vestido de fiesta!».