22.000 personas veneran la patrona de los ciegos y los modistas

Como es tradición, el 13 de diciembre la capilla de Santa Lucía acoge largas colas de devotos que quieren honrar las reliquias de la Santa

Unas 22.000 personas han acudido a la capilla de Santa Llúcia, ubicada junto a la Catedral de Barcelona, para celebrar la festividad de Santa Llúcia de este año, patrona de los ciegos y los modistos. Se han formado largas colas de devotos que han querido formar parte de este ritual que se celebra cada 13 de diciembre, en vigilia de Nadal. 


Esta tradición consta de dos partes: en primer lugar, se pasa por los ojos una reliquia de los huesos de la mártir con una cita acaecida muy popular; «que Santa Lucía te conserve la vista». Acto seguido, se besa a otra reliquia que, según la costumbre, contiene las córneas. Una vez finalizado este ritual es costumbre ir al claustro y encender una vela, para evocar la luz que proporcionó la Santa.

Patronazgo de Santa Lucía

La Santa es invocada como protectora de la vista y como patrona tanto de los ciegos y de muchos oficios que requieren buena visión como, por ejemplo, las modistas, las costureras y, ahora en la actualidad, los diseñadores y diseñadoras gráficas. Hasta bien entrado el siglo XX todavía se hacía la capta de las chicas vestidas de blanco, que pedían aceite para la lámpara del altar de la Santa y recibían, como en otros captas populares, golosinas y frutos secos. Esta capta contina hoy, en algunas poblaciones, muy vinculada a las escuelas.

La historia de Santa Lucía

La celebración de Santa Lucía conmemora el martirio de esta mujer, quien, según la creencia popular, había decidido consagrar su vida a Dios y hacer un voto de virginidad, pero su madre, Eutiques, la prometió con un hombre pagano. Para convencer a su madre que la liberara del compromiso, Lucía la llevó a rezar a la tumba de Santa Ágata para pedirle que curara la disentería que Eutiques hacía cuatro años que padecía. La enfermedad se curó y su madre accedió a cancelar el noviazgo y repartir la dote entre los pobres.

Pero, su pretendiente la denunció como cristiana a un tribunal romano, y fue sometida a un juicio en el que se intentó que abandonara la fe cristiana y adorara a los dioses paganos. Ante la negativa de Lucía a venerar el emperador Diocleciano como Dios, fue sometida a varias torturas incluyendo la extracción de los ojos (aunque según la leyenda continuó viendo), hasta que finalmente fue decapitada.

 

¿Te ha interesado este contenido? Suscríbete a nuestro boletín electrónico. Cada semana, la actualidad de la Iglesia diocesana en tu correo.

Te interesará ...