20 años levantando el castillo más humano
Forro, el centro diurno de acogida de Badalona celebra el aniversario con el propósito de acabar con el "sinhogarismo" en la ciudad

Texto: Càritas
En un castillo, el «Folre» es el grupo de castellers que cierra filas y refuerza la torre: a partir del forro la torre sube hasta tocar el cielo. Esta es la esencia del centro diurno Folre de Badalona, ​​que adopta este nombre para expresar su acción social: apoyar y dar soporte a los sin hogar de Badalona para que construyan de nuevo su vida y lleguen a tocar el cielo.
Hace apenas 20 años que este centro se dedica al acompañamiento de personas sin vivienda y, para celebrarlo, soplaron las velas de 20 pasteles diferentes. Antes, sin embargo, tuvo lugar un acto institucional de celebración en la cripta de la parroquia de San José de Badalona, ​​que repasó la trayectoria del centro: su pasado, presente y futuro.
Todo esfuerzo tiene su recompensa
La alcaldesa de Badalona, ​​Dolores Sabater, quiso agradecer al centro y a Cáritas su labor en favor de construir una ciudad más justa, más democrática y más solidaria.
Aunque no se pasaron fotos de la historia de Folre, dos imágenes quedaron muy claras: la primera, un grupo de seis jóvenes que en los años 90 querían crear un recurso asistencial para los más necesitados. A pesar de las dificultades que sufrieron para orientar qué querían hacer y cómo lo harían, uno de esos jóvenes y fundador del centro -actualmente patrón de la Fundación Roca y Pi y consejero de Cáritas Diocesana de Barcelona-, Xavier Oncims, explicó cómo fueron superando los inconvenientes hasta convertirse en lo que ahora es. La segunda imagen es la actual: la del grupo de voluntarios que ayudan día a día a que el centro salga adelante y pueda acoger a personas como Jordi Rico.
«Haga caso a los sin hogar, no pases de ellos»
La fuerza del testimonio de Jorge emocionó todos los asistentes, que llenaban la cripta a tope, al tiempo sirvió para explicar qué hace Folre hoy. Jorge estaba casado, tenía hijos, un trabajo y muchos amigos. Pero se quedó sin trabajo y todo se derrumbó: su mujer lo dejó y sus amigos lo abandonaron. Sin otra opción, pasó a vivir durante nueve meses en la calle: los cuatro primeros vagaba por Badalona -la playa, los bancos …- y los cinco siguientes malvivió en la sala de espera de un hospital. Allí conoció el Joaquín, un guarda de seguridad, que compartió con él el tabaco, la comida y, incluso, lo acompañó a los servicios sociales del Ayuntamiento. Desde allí le derivaron a Folre, donde ha encontrado la ayuda necesaria para salir adelante. Ahora, vive en la Casa de Acogida Obispo Joan Carrera y está estudiando para ser técnico sociosanitario. Ha vuelto a recuperar la sonrisa y da siempre un único consejo: «Cuando vea a alguien en la calle, no pases de él. Haga caso y ayudéis, porque él haría lo mismo contigo «.
Tras el conmovedor testimonio de Jorge y de un aplauso prolongado, Salvador Busquets fue más allá, pensando en el futuro del centro: «Queremos realizar un proyecto residencial que dé alojamiento a personas en situación de calle o de otras formas de exclusión habitacional. Un proyecto residencial que permita completar la cartera de servicios y que permita integrar el acompañamiento que hacemos desde otros proyectos «, anunció el director de Cáritas Diocesana de Barcelona.